JESÚS NOS INVITA A QUE OREMOS, PERO COMPROMETIÉNDONOS...


Domingo 16 de octubre
29 del tiempo ordinario
Lucas 18,1-8

En un pequeño país de África había dos tribunales de justicia: el uno estaba formado por jueces cristianos y el otro por jueces paganos. El tribunal cristiano condenó como ladrón a un negro que, al pasar por una finca, cogió unas frutas para su esposa. El negro apeló al tribunal pagano y este condenó al propietario de la finca porque lo que había hecho el negro era solo para ayudar a su mujer, que estaba encinta y estaba a punto de caer sin fuerzas.
Está claro cuál de las dos sentencias estaba de acuerdo con el Evangelio; y está claro que una cosa es llamarse cristiano y otra muy distinta es tener una conducta cristiana.
Me pregunto: ¿Hay no hay justicia en el mundo? Los que ganan un pleito tal vez digan que sí; los que lo pierden tal vez digan que no. Personalmente pienso que en el mundo hay poca justicia.
Llamamos violador al que abusa de una mujer valiéndose de la fuerza. En cambio, llamamos listo al que abusa de una mujer valiéndose de mentiras y engaños.
En el mundo hay personas honradas que se las ven y se las desean para sacar su familia adelante. Y hay vivales sin conciencia que amasan grandes fortunas pasando por encima de todo; estos, o nunca tuvieron conciencia o, si la tuvieron, la han perdido.
¡Cuántos crímenes, cuántas injusticias, cuántas lágrimas, y todo por el dios dinero! Ante el dios dinero no se respeta ni lo más sagrado.
En este mundo, ¿dónde está la justicia?
Pero si Dios existe, oye los gritos de las víctimas y hará justicia.