I EL TEU COMPROMÍS, PER QUAN?

NO MIRES CAP A LA INDIFERÈNCIA. JESÚS ES VA COMPROMETRE PER TU

JESÚS SIEMPRE ESTÁ PENDIENTE DE LOS NECESITADOS

Domingo 25 de Septiembre
26 del tiempo ordinario
Lucas 16,19-31

En ningún momento se dice que el rico fuese mala gente.
Ni tampoco se dice que sea malo vivir bien.
Ni se le acusa por ser rico.
Lo que se critica en este rico es su “frialdad para con los demás”, su “indiferencia e insensibilidad” para con un pobre mendigo que no pide mucho. Se contentaría, como los perritos, con poder comer las migajas que caen de la mesa y que luego la empleada barre y las tira al saco de la basura.
La indiferencia para con los demás es la mejor manera de vivir en la burbuja de su soledad, ajeno a todo y a todos.
Los demás no existen para él.
Los demás no tienen importancia.
Se puede vivir sin ellos. Y no pasa nada.
La indiferencia nos hace además “insensibles”. Y la insensibilidad es una de las señales que también uno está muerto por dentro, por muy opíparamente que coma y beba.
El verdadero problema del rico, que conocemos con el apellido de “Epulón”, no era ser rico, ni el vestir de púrpura, ni el banquetear espléndidamente. Su problema era que por dentro estaba muerto.
Su corazón no tenía sensibilidad. Su corazón era insensible ante el pobre Lázaro.
Su corazón no tenía sentimientos. Su corazón era incapaz de reaccionar “ni aunque un muerto resucite”.
La inmensa mayoría de nuestros problemas humanos tenemos que encontrarlos en nuestro corazón.
La indiferencia y la insensibilidad no nos impiden ver la realidad, pero sí pone anestesia en nuestro corazón para no sentir nada.
¿Que hay mucha hambre en el mundo? Ya lo sabíamos. Nosotros seguimos igual.
¿Que hay muchos ancianos que viven en la soledad? Ya lo sabemos. Nosotros seguimos igual.
¿Que hay muchos niños mendigando en la calle? Ya lo sabemos. Los vemos todos los días. Pero nosotros seguimos igual.
¿Que hay mucha gente en paro laboral, desesperada por no poder llevar un pan a casa? Ya lo sabemos. Nosotros seguimos igual.
No. Nosotros no somos culpables ni del hambre del mundo, ni de la soledad de los ancianos y enfermos, ni de los niños de la calle, ni del paro.
Nosotros somos culpables por nuestra indiferencia e insensibilidad.

Solo nos piden que no nos resulten indiferentes ni seamos insensibles para con ellos. Que su realidad “nos duela” un poquito en el corazón. Que les demos vida en nuestro corazón. Porque solo cuando comenzamos a sufrir y a sentir en nuestro corazón el problema de los otros, entonces comenzamos a hacer algo por ellos.

ORANDO A JESÚS

NO HEM DE JUTJAR PER LES APARENCES

MUJERES Y HOMBRES SOMOS ESCLAVOS DE NUESTRAS POSESIONES

Domingo 18 de septiembre
25 del tiempo ordinario
Lucas 16,1-13

El evangelio de hoy es la continuación, sin interrupción, de las parábolas de la misericordia que escuchamos el domingo pasado. Allí se nos presentaba a un Dios Padre, que quiere a todos los hombres: al hijo pródigo y a su hermano mayor, a la oveja perdida, al Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos. Precisamente este será el mensaje del rudo profeta Amós: No puede haber alianza con Dios, si no existe alianza y justicia entre los hombres; la alianza con Dios es inseparable de la justicia y hermandad entre los hombres. ¿Cómo podemos llamar Padre al Dios que nos acoge con ternura a la vuelta de nuestros caminos, si no nos sentimos hermanos de los hombres?
Es imposible ser fiel a un Dios que es Padre de todos los hombres y vivir, al mismo tiempo, esclavo del dinero y del propio interés. Solo hay una manera de vivir como “hijo” de Dios, y es, vivir realmente como “hermano” de los demás. Por eso el que vive al servicio de sus bienes, dinero e intereses, no puede preocuparse de sus hermanos y no puede, por tanto, ser hijo fiel de Dios”. Así se explica la dura frase final de Jesús: “No se puede servir a dos señores…no podéis servir a Dios y al dinero”.
Jesús termina con una advertencia muy clara y que, de ordinario, nos resbala un poco: “No se puede servir a dos amos.” Nadie puede servir a la verdad y a la mentira al mismo tiempo. Nadie puede ser luz y sombra a la vez. O somos una cosa o no lo somos. O estamos en la verdad o en la mentira. Nada de componendas y arreglos para que la mentira parezca verdad. Ser o no ser, es el principio del Evangelio. O somos o no somos. Pero nada de ponerle cremas a la mentira y al engaño. Nada de ponerle cremas a la infidelidad y al amor. Si somos infieles no podemos decir que amamos, porque nadie podrá decir que amamos mintiendo y engañando.

Jesús nos dice que no se puede lavar la billetera echando unos céntimos en el sombrero o en la mano de un necesitado. Es decir, el Evangelio de hoy es un aviso: hay que vivir en la verdad. Nada de camuflajes y engaños. Nada de confundir las cosas. O somos o no lo somos. La decisión es nuestra.

RECUPEREM LA FE

SENSE PARAULES, CADASCUN ÉS LLIURE D'OPINAR

FELICIDADES, JESÚS HA ENCONTRADO AL HERMANO PERDIDO

Domingo 11 de septiembre
24 del tiempo ordinario
Lucas 15,1-10

Después de leer Estas parábolas se Entiende mejor por qué Jesús llama a Dios con ese nombre sorprendente -tan Impresionante que ha sido conservado en la lengua propia de Jesús-Abba, «papaíto», La expresión infantil usada por los niños al dirigirse a su padre.
Cuando Jesús dado que ha venido a buscar no solo a los justos sino también a los pecadores, en realidad significa que ha venido a buscar a todos, ya que nadie puede presumir de ser justo. Y Esta es La experiencia de nuestro pecado personal: esa vivencia interior, que todos debemos tener, si somos honestos y no nos engañamos a nosotros mismos, de que no vivimos como debiéramos, de que no respondemos a las verdaderas exigencias que brotan de nuestro ser , de que estamos muy lejos de llegar al nivel que nos manifiesta el evangelio; De que hemos recibido muchos talentos y no les sacamos partido.
Nadie como los padres, y quizá más aún las madres pueden entenderlo mejor ante el hijo que se droga o va por malos caminos, lo primero no es la apelación al desagradecimiento de las normas de conducta violadas … Lo primario es el mal que ese hijo se está haciendo en una relación de sí mismo. Así es también, e infinitamente más, Dios. Por eso también, nadie mejor que los padres para comprender la gran alegría del hijo perdido y encontrado, que estaba muerto y ha vuelto a la vida; sin duda mayor que por Los otros hijos que no transitan por malos caminos.
Así es también Dios, así es el Abba que Jesús nos ha revelado: alguien que siempre nos busca, alguien que siempre nos espera, alguien que dice: «¡Felicitadme, porque este hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida!». Nos reconciliamos con Dios, cuando reconocemos ante el mal eso qué hacemos de nuestros talentos, solemos hablar de nuestra paz recuperada. ¿No deberíamos pensar en la alegría del Padre que exclama: «¡Felicitadme, porque este hijo estaba perdido y ha sido encontrado!»

¿QUIERES SER CAFÉ?

Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y como las cosas le resultaban tan difíciles.  No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejo hervir sin decir palabra. La hija espero impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su Padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego; Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en un plato.
Coló el café y lo puso en una taza. Mirando a su hija le dijo:
"Querida; ¿Que ves?"  "Zanahorias, huevos y café; fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.

Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Al sacarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Luego le pidió que probara el café?. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: "¿Que significa esto, Padre?"
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cascara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café? sin embargo eran los únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta", ¿cómo respondes? "Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"
 
Y cómo eres tú: "Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
 
"Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Posees un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido?  Por fuera te ves igual, pero  "Eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?  
 
"O eres como un grano de café? ¿El café? cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. 
 
Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tu reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

MARE TERESA SI QUE ACCEPTE LES TRES CONDICIONS DE JESÚS



Els seus miracles van ser els dies que va donar la seua vida als altres. Mare Teresa és l'exemple que qualsevol de nosaltres que li'l propose i seguisca el missatge de Jesús pot ser exemple per als altres.

JESÚS NOS EXIGE COMPROMISO PARA SEGUIRLE

Domingo 4 de septiembre
23 de tiempo ordinario
Lucas 14, 25-33.

Quien de los que nos decimos cristianos porque estamos bautizados estaríamos dispuestos a aceptar las tres condiciones que Jesús pone a quien quiere ser discípulo suyo.
Por la primera (Si uno quiere venirse conmigo y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío), el discípulo debe estar dispuesto a subordinarlo todo a la adhesión al maestro. Si en el propósito de instaurar el reinado de Dios, evangelio y familia entran en conflicto, de modo que ésta impida la implantación de aquél, la adhesión a Jesús tiene la preferencia. Jesús y su plan de crear una sociedad alternativa al sistema mundano están por encima de los lazos de familia.
Por la segunda (Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío) no se trata de hacer sacrificios o mortificarse, que se decía antes, sino de aceptar y asumir que la adhesión a Jesús conlleva la persecución por parte de la sociedad, persecución que hay que aceptar y sobrellevar como consecuencia del seguimiento. Por eso no es necesario precipitarse, no sea que prometamos hacer más de lo que podemos cumplir. El ejemplo de la construcción de la torre que exige hacer una buena planificación para calcular los materiales de que disponemos o del rey que planea la batalla precipitadamente, sin sentarse a estudiar sus posibilidades frente al enemigo, es suficientemente ilustrativo.
La tercera condición (todo aquel de ustedes que no renuncia a todo lo que tiene no puede ser discípulo mío) nos parece excesiva. Por si fuera poco dar la preferencia absoluta al plan de Jesús y estar dispuesto a sufrir persecución por ello, Jesús exige algo que parece estar por encima de nuestras fuerzas: renunciar a todo lo que se tiene, Se trata, sin duda, de una formulación extrema que hay que entender. El discípulo debe estar dispuesto incluso a renunciar a todo lo que tiene, si esto es obstáculo para poner fin a una sociedad injusta en la que unos acaparan en sus manos los bienes de la tierra que otros necesitan para sobrevivir. El otro tiene siempre la preferencia. Lo propio deja de ser de uno, cuando otro lo necesita. Sólo desde el desprendimiento se puede hablar de justicia, sólo desde la pobreza se puede luchar contra ella. Sólo desde ahí se puede construir la nueva sociedad, el reino de Dios, erradicando la injusticia de la tierra.

Para quienes quitamos con frecuencia el aguijón al evangelio y nos gustaría que las palabras y actitudes de Jesús fuesen menos radicales, leer este texto resulta duro, pues el Maestro nazareno es tremendamente exigente.

UN E'MAIL A LA "MARE DE DEU AL PEU DE LA CREU"


De pequeño me enseñaron
A llevar flores a María, 
Era en el mes de Mayo,
Y yo lo hacía con mucha alegría.

Poco a poco me fui haciendo mayor
Y a la Virgen, dejé a un lado,
Yo quería hacerme grande
Y en informática, saqué mi postgrado.

En internauta me convertí
Y por autopistas del ciberespacio  me perdí
Hasta que una Estrella me despertó,
Era la Virgen Al Pie De La Cruz, que de niño conocí.

Ahora me dirijo a ti, 
Virgen María del Cielo
Y te envío este e´mail 
con todo el cariño que puedo.

Yo sé que Tú estás arriba
Hasta donde imaginar no llego
Y sé que eres la Reina del Ciberespacio
Y que todas las autopistas nos llevan al Cielo.


Enganchado quiero estar a Ti
Como el niño de pecho a su Madre
Porque sólo junto a Ti
Descubro quién soy en Tu semblante.