NO ES MÁS FELIZ QUIEN MÁS TIENE
Domingo 31 de julio
18 del tiempo ordinario
Lucas 12, 13-21
No es
malo que a alguien le vaya bien. Su problema es que a partir de cálculos
económicos considera que ya no va a necesitar de los demás. Tiene que defender
su capital. Eso le lleva a aislarse de los demás. Y a partir de ahora solo será
capaz de hablar consigo mismo.
Revisemos
el comienzo de las frases que pronuncia: “¿Qué haré?’”. “Y se dijo”. “Derribaré
y construiré”. “Y entonces me diré a mí mismo”.
Ya no
tiene con quien hablar. Corta toda relación con los demás. Vive frente a un
espejo. Se augura un futuro feliz y sin problemas.
Y
entonces surge la voz de Dios: “Necio, esta noche se te va a exigir la vida”.
Hoy mismo se te va a pedir cuenta de tu vida y ¿qué podrás decir?
Al
encerrarse en sí mismo se suicidó como persona. Perdió todo valor frente a los
demás y frente a Dios.
Si el primer objetivo de todo hombre es
desarrollar al máximo su humanidad y el evangelio nos dice que tener más no nos
hace más humanos, la conclusión es muy sencilla en teoría: la posesión de
bienes de cualquier tipo, no puede ser el objetivo último de ningún ser humano.
NECESITAMOS ORAR PARA ENCONTRARNOS A NOSOTROS MISMOS
Domingo 24 de julio
17 del tiempo ordinario
Lucas 11.1-13
Una de las tragedias
graves de la humanidad actual, de los que vivimos en esta sociedad del ruido,
de la rapidez, es que nos hemos olvidado de orar.
Me explico. Quiero decir
que hemos perdido la capacidad de reflexionar en el silencio de nuestro
interior, y hemos perdido la capacidad de dirigirnos a Dios. Somos incapaces de
encontrarnos con nosotros mismos con sencillez, porque hay mucho ruido dentro de
nosotros. Y somos incapaces, también de dirigirnos a Dios con sinceridad,
porque somos demasiado orgullosos.
Nuestra sociedad que
tiene como criterio primero y casi único la eficacia, el rendimiento, la
utilidad inmediata, no deja un hueco para la oración y la reflexión. “Eso no
sirve para nada, no es útil”.
Y, sin embargo,
necesitamos orar para encontrar silencio, serenidad y descanso que nos permitan
sostener el duro ritmo del quehacer diario.
Necesitamos orar,
encontrarnos a nosotros mismos para vivir con serenidad y claridad en la
sociedad que nos rodea, para estar atentos y vigilantes, para vivir como
personas humanas en esta sociedad superficial y deshumanizadora, para vencer
las prisas y el aburrimiento de la vida.
En una palabra,
necesitamos reflexionar en nuestro interior para darle un sentido a la vida.
Necesitamos orar para encontrarnos con nuestra propia realidad, para no
desalentarnos en el esfuerzo y la tarea de cada día.
Necesitamos orar para
salir de nuestra soledad y de nuestro aburrimiento.
Necesitamos orar para
pedir a Jesús, para sentirnos más humanos, hijos de un mismo Padre, que está siempre atento y acoge nuestras peticiones.
La oración de petición
es la oración de los pobres, de los que tienen hambre de pan y de justicia, de
los que lloran y sufren: en una palabra, de todos aquellos a los que Jesús
llamó bienaventurados.
CAMPAMENT JUNIORS 2016
El centre Junior de la nostra parròquia es va de campament. Si estàs avorrit o no saps que fer aquest estiu, apunta't al campament i viuràs una experiència inoblidable, diferent i que recordares tota la teua vida.
JESÚS COMPARTE MESA CON TODO TIPO DE HERMANOS
Domingo 17 de julio
16 del tiempo ordinario
Lucas 10,38-42
Cuando
practicamos la hospitalidad en la persona de aquellos a los que abrimos
nuestros brazos y nuestra casa, acogemos al mismo Cristo…
La
hospitalidad es una cualidad que nunca se aprende en los libros. Es una actitud
interior que lleva a abrirse y a compartir las cosas… Pertenece al misterio de
quien es verdaderamente hombre o mujer…
Para
reencontrar la auténtica hospitalidad debemos observar a los pobres. Me decía
una vez un misionero: en el norte de África, el pobre te invita a su mísera
barraca hecha de barro, de palos y cartón y no cesa de repetir: ¡Mi casa es tu
casa! Ven y bebe un poco de té. Ven a comer. Y, si se hace de noche, no te
dejará marchar. Tendrás que quedarte a dormir. Para ti extenderá en el suelo
sus mejores esteras, y Dios sabe dónde irá él a dormir. Después, cuando ese
hombre venga a Europa o a España, encontrará en nuestras fronteras un cartel:
¡Prohibido la entrada a los africanos!…
Ser
hospitalario significa ofrecer el corazón, la casa y lo que tengas…
“Haz
de tu casa un lugar permanente de acogida, decía la Madre Teresa, haz de tu
hogar un lugar de perdón y de paz. Invita a tu mesa. El espíritu resaltará más
en la sencillez que en la abundancia de alimentos”.
Lo
importante es el calor de la acogida y la exquisitez en la relación, no la
abundancia de manjares ni lo lujoso y confortable de la casa. Esto es lo que
parece tenía agitada a Marta que no quería que le faltara detalle al Maestro y
a su grupo.
¡HAY TANTAS Y TANTAS NECESIDADES!
Domingo 10 de julio
15 del tiempo ordinario
Lucas 10, 25-37
¿QUIÉN ENTRARÁ?
Una mujer salió de casa y vio a tres hombres con largas barbas blancas sentados a la puerta. No los reconoció.
Ella les dijo: "Creo que no les conozco, pero deben tener hambre. Pueden entrar y comer algo”. "¿Está el señor de la casa dentro?”, preguntaron.
"No", respondió la señora. "Está fuera". "Entonces no podemos entrar", contestaron.
Al anochecer cuando llegó el marido, ella le contó lo que le había pasado.
"Ve e invítalos". La mujer salió y los invitó. Pero ellos le dijeron: "Nosotros no entramos en una casa los tres a la vez".
"¿Por qué?" les preguntó curiosa.
Uno de los tres le explicó: "Ese es Sr. Riqueza y aquel es Sr. Éxito y yo soy Sr. Amor. Ahora entra en casa y dile a tu esposo quién de nosotros quiere que entre en su casa."
"Qué interesante". Invitemos al Sr. Riqueza y que nos llene la casa con sus riquezas", dijo el marido.
Su mujer no estaba de acuerdo. "¿Por qué no invitamos al Sr. Éxito? Su nuera que estaba escuchando saltó diciendo: "¿No sería mucho mejor invitar al Sr. Amor y así nuestra casa se llenaría de amor"?
Los tres se pusieron de acuerdo e invitaron al Sr. Amor.
El Amor se levantó y se dirigió hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y le siguieron. Sorprendida la señora preguntó a los Señores Riqueza y Éxito:
"Solo invité al Sr. Amor, ¿por qué quieren entrar también ustedes?"
Y los dos respondieron al unísono: "Si usted hubiera invitado al Sr. Riqueza o Sr. Éxito los otros dos se habrían quedado afuera, pero como invitó al Sr. Amor, adonde él va también vamos nosotros.
Donde hay amor hay también riqueza y éxito.
Ella les dijo: "Creo que no les conozco, pero deben tener hambre. Pueden entrar y comer algo”. "¿Está el señor de la casa dentro?”, preguntaron.
"No", respondió la señora. "Está fuera". "Entonces no podemos entrar", contestaron.
Al anochecer cuando llegó el marido, ella le contó lo que le había pasado.
"Ve e invítalos". La mujer salió y los invitó. Pero ellos le dijeron: "Nosotros no entramos en una casa los tres a la vez".
"¿Por qué?" les preguntó curiosa.
Uno de los tres le explicó: "Ese es Sr. Riqueza y aquel es Sr. Éxito y yo soy Sr. Amor. Ahora entra en casa y dile a tu esposo quién de nosotros quiere que entre en su casa."
"Qué interesante". Invitemos al Sr. Riqueza y que nos llene la casa con sus riquezas", dijo el marido.
Su mujer no estaba de acuerdo. "¿Por qué no invitamos al Sr. Éxito? Su nuera que estaba escuchando saltó diciendo: "¿No sería mucho mejor invitar al Sr. Amor y así nuestra casa se llenaría de amor"?
Los tres se pusieron de acuerdo e invitaron al Sr. Amor.
El Amor se levantó y se dirigió hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y le siguieron. Sorprendida la señora preguntó a los Señores Riqueza y Éxito:
"Solo invité al Sr. Amor, ¿por qué quieren entrar también ustedes?"
Y los dos respondieron al unísono: "Si usted hubiera invitado al Sr. Riqueza o Sr. Éxito los otros dos se habrían quedado afuera, pero como invitó al Sr. Amor, adonde él va también vamos nosotros.
Donde hay amor hay también riqueza y éxito.
LA VERDADERA PAZ ES EL AMOR A LOS DEMAS
Domingo 3 de abril
14 del tiempo ordinario
Lucas 10,1-12,17-20
Se ha
abusado mucho de la palabra paz. Todos hablamos de paz, el significado de esta
palabra se ha alejado de su sentido bíblico. Su uso interesado ha hecho de la
paz un término ambiguo, problemático. Hoy los mensajes de paz son bastantes
sospechosos, sin credibilidad.
Al hablar
de paz casi siempre solemos pensar en la paz social, en los grandes problemas
de nuestra sociedad, es fácil olvidar otros ámbitos en los que hemos de
preocuparnos de que haya verdadera paz. Pensemos en algunos de ellos.
La
paz se construye, sí, “haciendo la guerra” a las injusticias que nos rodean; si
somos cómplices de los desmanes del mundo, no podemos sentirnos en paz con
nosotros.
La
paz no es solo ausencia de conflictos. No depende solo de circunstancias
externas, la verdadera paz, lo dijo Jesús, brota del corazón, va conquistando
gradualmente a toda la persona y desde ella se extiende a los demás.
La
paz dijo Jesús, se apoya en el amor a los hermanos, que nos invita a una
convivencia entre todos, para el bien de todos, compartiendo algo que a veces
consideramos muy nuestro y con quienes a veces nos cuesta tratar.
Los
cristianos hemos de partir de nuestras experiencias, interrogándonos qué
podemos ofrecer al mundo para apoyarnos en Dios, que es quien nos ayuda para
afrontar las situaciones difíciles. Los cristianos hemos de ser caminantes para
preparar el lugar por donde el Señor ha de pasar, suscitando una adhesión libre
a la paz que nace del corazón, transformando el mundo según el Evangelio y
convirtiendo la fe en una vida alimentada por la fraternidad, por la verdadera
paz.
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