JESÚS ENS PARLA DES DELS MÉS NECESSITATS

JESÚS S'HA QUEDAT AMB NOSALTRES

¿TANTO CUESTA RECONOCER JESÚS EN LA GENTE QUE NOS AMA?

Domingo 30 de abril
3º Domingo de Pascua
Lucas 24, 13a. 15-17a. 19b-32.

Érase una vez un niño indio que había sido picado por una serpiente y murió. Sus padres lo llevaron al hombre santo de la tribu y colocaron su cuerpo ante él. Los tres, sentados, lloraron durante largo rato.
El padre se levantó, se acercó al cuerpo de su hijo, puso sus manos sobre los pies del niño y dijo: A lo largo de mi vida no he trabajado por mi familia como era mi obligación. En ese momento el veneno salió de los pies del niño.
La madre se levantó también y colocando sus manos sobre el corazón del niño dijo: A lo largo de mi vida no he amado a mi familia como era mi obligación. En ese momento el veneno salió del corazón del niño.
Finalmente el hombre santo se levantó y extendiendo sus manos las puso sobre la cabeza del niño y dijo: A lo largo de mi vida no he creído en las palabras que decía como era mi obligación. En ese momento el veneno salió de la cabeza del niño.
El niño se levantó y también sus padres y el hombre santo y toda la tribu celebró una gran fiesta ese día.
El veneno mortal es la falta de responsabilidad del padre, la falta de amor de la madre, la falta de fe del hombre santo.
El contraveneno, la medicina de la vida, es el amor.
Pascua es el tiempo en que nosotros comprobamos que la última palabra la tiene el amor de Dios. Y el amor de Dios se posa sobre los pies, la cabeza y el corazón de su hijo y vence a nuestro mayor enemigo, la muerte.

DONAR PER A DONAR-SE ALS DEMES

Y TÚ CREUS EN JESÚS?

PARA VER A JESÚS HAY QUE METER LA MANO EN LA YAGA DE LOS CRUCIFICADOS DE HOY

Jesús no quiere que nadie lo siga en base a milagros o actos que rayan con la magia. Sabe que seguirlo a Él es aceptar el proyecto del Padre: el Reino. Y eso se puede hacer solo desde la fe.
Nadie fue “testigo visual de su resurrección”, aunque muchos los habían sido de su muerte. Y una vez resucitado solo lo pueden “ver” aquellos que tienen fe. Es decir aquellos que creen y están dispuestos a comprometer su vida por los valores que movieron su existencia y lo llevaron a entregar todo, hasta su vida, por amor.
Es esa fe la que permitirá a sus discípulos superar los miedos que los mantenían encerrados. A partir de ese momento no buscarán “conservar” su vida, estarán dispuestos a entregarla por el Reino, como expresión del amor de Dios a la humanidad. Dejarán de mirar hacia el pasado y mirarán, con una esperanza que va más allá de la muerte, hacia el futuro. Y tendrán el mismo final que el Maestro.
A partir de la experiencia de los apóstoles deberíamos preguntarnos si nuestra fe como personas y como comunidad eclesial se basa en la experiencia de la resurrección de Jesús.
¿Miramos hacia el pasado o hacia el futuro con la confianza puesta en un Dios que no falla? ¿Procuramos “conservar” lo que creemos tener o caminamos con la esperanza de quien cree que hasta la muerte ha sido vencida?

Solo quien mete sus dedos en las llagas de los crucificados de hoy podrá ver al Resucitado. Lo mismo que pasó hace dos mil años. Jesús no va a aparecer caminando por nuestras calles. Verlo y creer en Él supone tomarse en serio lo que dijo un día: Quien quiera ser mi discípulo, que cargue con su cruz y me siga”.

AVUI ÉS DIA DE FESTA, JESÚS VIU

JESÚS VIU I ESTÀ ENTRE NOSALTRES

JESÚS NOS INVITA A NACER A UNA NUEVA VIDA

Domingo 16 de abril
La resurrección de Jesús
Juan 20,1-9

Si queremos encontrar a Cristo resucitado, lleno de vida y fuerza creadora, no hemos de buscarlo en una religión muerta, reducida al cumplimiento externo de preceptos y ritos rutinarios, en una fe apagada que se sostiene en tópicos y fórmulas gastadas, vacías de amor vivo a Jesús.

Entonces, ¿dónde lo podemos encontrar? Las mujeres reciben este encargo: «Id enseguida a decir a los discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”». ¿Por qué hay que volver a Galilea para ver al Resucitado? ¿Qué sentido profundo se encierra en esta invitación? ¿Qué se nos está diciendo a los cristianos de hoy?
En Galilea se escuchó, por vez primera y en toda su pureza, la Buena Noticia de Dios y el proyecto humanizador del Padre. Si no volvemos a escucharlos hoy con corazón sencillo y abierto, nos alimentaremos de doctrinas venerables, pero no conoceremos la alegría del Evangelio de Jesús, capaz de «resucitar» nuestra fe.

Además, a orillas del lago de Galilea se fue gestando la primera comunidad de Jesús. Sus seguidores viven junto a él una experiencia única. Su presencia lo llena todo. Él es el centro. Con él aprenden a vivir acogiendo, perdonando, curando la vida y despertando la confianza en el amor insondable de Dios. Si no ponemos cuanto antes a Jesús en el centro de nuestras comunidades, nunca experimentaremos su presencia en medio de nosotros.

TAMBÉ AVUI HI HA QUI MOR PER DEFENSAR LA SEUA FE I EL SEU AMOR ALS OPRIMITS

JESÚS ESTÀ PARLANT-TE DES DE LA CREU, LI ESCOLTES?

JESÚS SE SUBE A LA CRUZ PARA HACERNOS VER...

Viernes 14 de abril
Viernes Santo
La Cruz

NO ES LO MISMO LA CRUZ ANTES Y DESPUÉS DE ESTAR JESÚS EN ELLA.
Hasta hace unas horas, la Cruz era signo de maldición.
Y el que colgaba del madero era un maldito.
Pero, desde que Jesús subió a la Cruz, ni la Cruz es una maldición, ni el crucificado un maldito.
Cruz y Crucificado se hacen bendición.
– El misterio de la Cruz nos clarifica toda la vida de Jesús que se hace inteligible al hombre.
Lo que antes era incomprensible ahora se hace claridad.
Y a la vez, la Cruz clarifica la verdad de Dios para con el hombre.
La historia entera apunta hacia la Cruz.
En la Cruz la historia de salvación llega a la plenitud de su verdad.
Y en la Cruz da comienzo una nueva historia para los hombres.

CUANDO ESTEMOS DESMOTIVADOS MIREMOS LA CRUZ
Creer, es para el cristiano descubrir el amor.
Creer, es para el cristiano encontrarse con la vida.
Cristiano es aquel que mira a la Cruz y en ella se reconoce como amado de Dios.
Cristiano es aquel que mirando a la Cruz, aprende a leer de una manera diferente su propia vida y su propia historia.

Mirar a la Cruz, es sentirse bendito en quien pasó por la experiencia de la maldición.

CONFIRMACIÓ S'UNEIX A LA VIGÍLIA PARROQUIAL DE JOVENS


Aquest dimecres de Setmana Santa s'ha celebrat en la nostra parròquia una vigília preparada per joves i a la qual hem assistit i participat els membres de confirmació.
La confessió i la posterior oració han sigut la culminació d'aquesta preparació a aquesta Setmana Santa.




JESÚS VOL COMPARTIR AMB TU EL PA ESTÀS DISPOSAT?

COM VIUREM AVUI EL NOSTRE SOPAR AMB JESÚS? I AMB LA COMUNITAT?

LA PASCUA SE VIVE EN LA CALLE

CELEBREMOS LA PASCUA EN MEDIO DE LA GENTE
No hay Pascua sin Jesús, pero tampoco hay Pascua sin los hombres.
Por eso, la Pascua se celebra allí donde están los hombres. Id a la ciudad.
Es ahí, no en la soledad, no huyendo de la gente.
No escapándose del mundo.
CELEBREMOS LA PASCUA VIVIENDO CON LA GENTE
donde está el hombre,
donde el hombre vive,
donde el hombre anda por la calle,
donde el hombre carga con el cántaro de agua.
JESÚS QUIERE CELEBRAR LA PASCUA ALLÍ DONDE NOS ENCONTRAMOS CON EL HOMBRE Y ENTRAMOS EN DIALOGO CON ÉL
Para orar, Jesús se retira a un lugar solitario, pero para celebrar la Pascua,
Jesús envía a los suyos a la ciudad, al encuentro con los hombres.
Para orar, se retiró al silencio nocturno del Huerto de los Olivos.

Pero para celebrar la Pascua prefirió el ruido de la ciudad, el ruido de los hombres.

AMB EL SOFRIMENT DELS XIQUETS. TAMBÉ AVUI JESÚS TÉ LA SEUA PASSIÓ

¿ES JESÚS NUESTRA SUPER-ESTRELLA?

ES MOMENTO DE PONERNOS DESNUDOS ANTE JESÚS

Domingo 9 de abril
Domingo de Ramos
Mateo 27,11-54

La pasión de Cristo no es sólo una página del pasado. Es también una página del presente, en la que seguimos teniendo responsabilidad. La pasión de Cristo no ha terminado. Cristo sigue hoy sufriendo en el hombre hermano, con el que Jesús se ha identificado:
– Hoy sigue Cristo sufriendo la pasión cuando no sabemos acompañar a nuestros hermanos que sufren, que sienten angustia y se sienten solos, como hicieron los discípulos predilectos en el huerto de Getsemaní.
– Hoy sigue Cristo sufriendo la pasión cuando vendemos nuestra vida por treinta monedas de plata; cuando nuestro deseo de medrar nos lleva a hacer negocios no limpios a claudicar de nuestros valores más sagrados: familia, amigos, honradez, sinceridad, cuando vendemos nuestros mejores ideales por causas que no merecen la pena.
– Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando buscamos en la violencia la solución de nuestros problemas, como aquellos que prendieron a Jesús con palos y espadas; cuando dejamos que cualquier tipo de violencia se apodere de nuestro corazón.
– Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando acusamos injustamente a los hombres, como lo hicieron los líderes religiosos de Jerusalén; cuando no respetamos a los hombres y los acusamos sin verdad, cuando descalificamos injustamente.
– Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando le negamos por vergüenza y cobardía, como hizo Pedro; cuando nos dejamos arrastrar por el respeto humano y no confesamos con valentía y sinceridad nuestra fe; cuando no defendemos la justicia por miedo a problemas y dificultades o al que dirán…
– Hoy Cristo sigue sufriendo la pasión cuando nos lavamos las manos como Pilato; cuando no vivimos comprometidos con la causa de los que sufren, cuando nos encogemos de hombros ante las injusticias, por miedo a las consecuencias.

No acusemos solamente a los judíos: démonos hoy un sentido golpe de pecho, porque todos nosotros seguimos siendo responsables de la pasión de Cristo que aún no ha acabado. No podemos encoger los hombros porque “en este mundo tenemos que vivir”. “Somos nosotros los responsables de este mundo… Soy yo el responsable de este mundo”.

PER A DEDICAR-TE ALS ALTRES PRIMER HAS DE PERDRE LA POR A PERDRE COSES

PERD LA POR I VORES MES ENLLÁ DEL TEU MUR

¿TIENES MIEDO A PERDER EL MIEDO?

Domingo 2 de abril
5º de Cuaresma
Juan 11,3-7.17.20-27.33b-45


            “En un mundo como el que nos toca vivir, donde la rentabilidad se ha erigido en nueva  divinidad que hay que adorar, todo es prácticamente objeto de explotación, no solo, como  era de esperar, eso que llamamos “naturaleza”, sino incluso la persona humana misma, su  trabajo, su vanidad, su egoísmo, su ambición, su erotismo, sus necesidades…. hasta su  miedo. ¡Qué renta tan fabulosa se obtiene diariamente del miedo de los hombres! Por  miedo a perder un sueldo, un empleo, un nombre, un prestigio, una popularidad; por miedo  a perder la vida… renunciamos a ser lo que somos (hombres libres) y nos vendemos como  esclavos: nos vemos constreñidos a llevar a cabo acciones injustas, degradantes, indignas.  Sería incontable el número de los que tienen sellados los labios con oro, o las manos  atadas con amenazas, o seco de miedo el corazón. A veces suspiramos: “Ah, si pudiese  hablar…, si yo dijese todo lo que sé…; si contase lo que yo he visto con mis propios ojos”.  ¡Pero no hablaremos!            
             Tenemos miedo. Mucho miedo. Miedo a todo. Miedo a morir. Y  preferimos no pensar en la injusticia que sufre el prójimo.
            Preferimos no saber la mentira con que engañan al vecino, no denunciar la opresión que  padece el compañero, cerrar los ojos al hambre del hermano.
El mensaje del evangelio de hoy –la resurrección de Lázaro- es una invitación a superar todo tipo de miedo, incluido el miedo a la muerte. Solo entonces alcanzaremos la libertad necesaria para ser nosotros mismos en la vida de cada día.

Jesús lo consiguió. No le fue fácil. Llegó a sudar sangre. Pero nos mostró que es posible un futuro de esperanza y de vida plena. Un futuro que hemos de comenzar ya aquí en esta vida.