¿TIENES MIEDO A PERDER EL MIEDO?

Domingo 2 de abril
5º de Cuaresma
Juan 11,3-7.17.20-27.33b-45


            “En un mundo como el que nos toca vivir, donde la rentabilidad se ha erigido en nueva  divinidad que hay que adorar, todo es prácticamente objeto de explotación, no solo, como  era de esperar, eso que llamamos “naturaleza”, sino incluso la persona humana misma, su  trabajo, su vanidad, su egoísmo, su ambición, su erotismo, sus necesidades…. hasta su  miedo. ¡Qué renta tan fabulosa se obtiene diariamente del miedo de los hombres! Por  miedo a perder un sueldo, un empleo, un nombre, un prestigio, una popularidad; por miedo  a perder la vida… renunciamos a ser lo que somos (hombres libres) y nos vendemos como  esclavos: nos vemos constreñidos a llevar a cabo acciones injustas, degradantes, indignas.  Sería incontable el número de los que tienen sellados los labios con oro, o las manos  atadas con amenazas, o seco de miedo el corazón. A veces suspiramos: “Ah, si pudiese  hablar…, si yo dijese todo lo que sé…; si contase lo que yo he visto con mis propios ojos”.  ¡Pero no hablaremos!            
             Tenemos miedo. Mucho miedo. Miedo a todo. Miedo a morir. Y  preferimos no pensar en la injusticia que sufre el prójimo.
            Preferimos no saber la mentira con que engañan al vecino, no denunciar la opresión que  padece el compañero, cerrar los ojos al hambre del hermano.
El mensaje del evangelio de hoy –la resurrección de Lázaro- es una invitación a superar todo tipo de miedo, incluido el miedo a la muerte. Solo entonces alcanzaremos la libertad necesaria para ser nosotros mismos en la vida de cada día.

Jesús lo consiguió. No le fue fácil. Llegó a sudar sangre. Pero nos mostró que es posible un futuro de esperanza y de vida plena. Un futuro que hemos de comenzar ya aquí en esta vida.