EMPECEMOS A TRASFORMARNOS EN MEJORES PERSONAS

Domingo 1 de marzo
2º de Cauresma
Marco 9,2-10

En la vida necesitamos equilibrar el sufrimiento con el gozo. Pues si nos acompaña solo el éxito corremos el peligro de ser unos prepotentes y si nos persigue el fracaso es fácil caer en la amargura.
El ir de Calvario en calvario no es recomendable. Nos rompemos. Pero ir de Tabor en Tabor, de éxito en éxito tampoco es el ideal. Nos volvemos inhumanos.
Necesitamos experiencias de luz y de gozo, cuando el camino se hace duro, cuando nos asaltan las dudas y los miedos, cuando nos sentimos tan débiles que no aguantamos más, cuando no entendemos el porqué de tantas contrariedades o fracasos.
Aunque parezca un tanto extraño, cada uno de nosotros podemos ser un Tabor para el prójimo. Si aquellos apóstoles salieron transformados de aquella experiencia-encuentro en la montaña, el encuentro con algunas personas produce, origina en nosotros los mismos efectos. Sin duda ninguna la escena vivida en el Tabor les ayudó a los apóstoles a soportar con más entereza el impacto de la crucifixión.

Escuchemos a Jesús, el hijo predilecto, que nos invita a “bajar al valle”, donde se cuece la vida, donde recibimos decepciones y satisfacciones. No vale quedarse en las nubes desconectados de lo que pasa aquí abajo.

CONSELLS D'UN BON PARE


La nostra civilització se sustenta en una gran faula, i aquesta consisteix a identificar felicitat amb abundància. Ens han persuadit que la felicitat està condicionada a la nostra capacitat per a tenir coses, i açò fa córrer els diners, florir el comerç, créixer l'economia i mantenir l'ocupació. L'ambició s'ha convertit així en el motor que impulsa el món, i si els ciutadans la perdem, el procés s'inverteix i el model fa fallida sense remissió.

PÁRATE, CREED EN LA BUENA NOTICIA

Domingo 22 de marzo
1º de Cuarema
Marcos 1,12-15

Iba un día el demonio recorriendo el desierto cuando se encontró con un grupo de diablillos que estaban tentando a un santo ermitaño.
Intentaban seducirlo con las tentaciones de la carne pero no conseguían nada.
Le quisieron llenar la cabeza de dudas y de miedos pero no conseguían nada.
Le rodearon de todo tipo de lujos y comodidades diciéndole que su austeridad era una pérdida de tiempo pero no conseguían nada.
El demonio dijo a aquellos diablillos aficionados, déjenmelo a mí y observen.
Se acercó al santo ermitaño y le dijo al oído: ¿sabes la última noticia? Tu hermano ha sido nombrado Obispo de...
Cuando lo oyó una gran envidia se reflejó en el rostro del santo ermitaño. Y pecó.
¿Con qué tentación cae usted?
Este santo ermitaño, hombre al fin y al cabo, tenía su punto débil. La envidia brilló en sus ojos y su corazón se entristeció. ¿Se creía más digno y mejor que su hermano?
Hoy comenzamos la Cuaresma.
Tiempo de conversión. Tiempo de fortalecer nuestros puntos débiles. Tiempo de examinar nuestra vida. Tiempo de escuchar e imitar a Jesús.


La llamada a la conversión evoca casi siempre en nosotros el recuerdo del esfuerzo exigente y el desgarrón propios de todo trabajo de renovación y purificación. Sin embargo, las palabras de Jesús: “Convertíos y creed en la Buena Noticia”, nos invitan a descubrir la conversión como paso a una vida más plena y gratificante.

JOTALLORENTE-DESNUDO

COSAS DE LOCOS--ALBERTO Y EMILIA

ES MOMENTO DE DAR EL PASO Y CREER EN JESÚS

Miércoles 18 de febrero
Miércoles de ceniza
Mateo 6,1-6.16-18

Llegó el Miércoles de Ceniza y con él la Cuaresma, ¡qué pronto ha pasado un año, Señor! De nuevo el “libro de instrucciones” para este tiempo, para que mi corazón se vaya pareciendo algo más al tuyo: la limosna, como atención a la necesidad del otro; el encuentro auténtico contigo en la oración; y el ayuno como expresión de solidaridad y capacidad de compartir.
.Y todo discreto, sin aladres ni publi, reservado a la soledad de mi “aposento”, el espacio íntimo de mi conversación contigo, donde tratamos los temas que solo tú y yo conocemos, donde hacemos verdad estas hermosas palabras de Khalil Gibrán:
.“Vuestro amigo es a la medida de vuestras necesidades.
Él es el campo que sembráis con cariño y cosecháis con agradecimiento.
Es vuestra mesa y el fuego de vuestro hogar.
Pues vais a él con vuestro hambre y lo buscáis en procura de paz.
Cuando vuestro amigo manifiesta su pensamiento, no teméis el “no” de vuestra propia opinión, ni ocultáis el “sí”.
Y cuando él se calla, vuestro corazón continúa escuchando a su corazón.
Porque en la amistad, todos los deseos, ideas y esperanzas, nacen y son compartidas sin palabras, en una alegría silenciosa”.

LOS POBRES SON MAS INDEFENSOS

Domingo 15 de febrero
6º del tiempo ordinario
Marcos 1,40-45

Posiblemente sea un viejo problema de los políticos, al que a lo largo de los siglos no han sabido dar respuesta: ¿cómo conjugar la seguridad ciudadana con la atención real al sufrimiento de los pobres?
El pobre ya es visto por el resto de la sociedad, como mínimo, como un posible delincuente, por el simple hecho de ser pobre, no importan las causas. Aunque la historia nos diga que los grandes delincuentes, los de guante blanco, no viven en las afueras de la ciudades, sino en zonas residenciales.
Pero el pobre siempre ha sido un peligro para la sociedad. Su sola presencia es una acusación para quienes viven en una riqueza amasada con el sufrimiento de los pobres. Por eso el pobre se convierte en un peligro social.
En la sociedad judía el leproso no era sólo un enfermo. Era, antes que nada, un peligro. Un ser estigmatizado, sin sitio en la sociedad, sin acogida en ninguna parte, excluido de la vida.
Jesús se rebela ante esta situación. En cierta ocasión se le acerca un leproso avisando sin duda a todos de su impureza. Jesús está solo. Tal vez, los discípulos han huido horrorizados. El leproso no pide «ser curado» sino «quedar limpio». Lo que busca es verse liberado de la impureza y del rechazo social. Jesús queda conmovido, extiende su mano, «toca» al leproso y le dice «Quiero. Queda limpio».
Jesús no acepta una sociedad que excluye a leprosos e impuros. No admite el rechazo social hacia los peligrosos. Jesús toca al leproso para liberarlo de miedos, prejuicios y tabúes. Lo limpia para decir a todos que Dios no excluye ni castiga a nadie con la marginación. Es la sociedad la que, pensando sólo en su seguridad, levanta barreras y excluye de su seno a los que considera indignos.

MANOS UNIDAS CON EL MUNDO

CRISTIANO ES EL QUE DA LA MANO

Domingo 8 de febrero
5º del tiempo ordinario
Marcos 1,29-39

Vivimos amontonados, pero unos lejos de otros. La distancia con el otro no la medimos en metros o kilómetros. La distancia con el otro se mide con el corazón.
Estamos tan cerca cuanto nuestro corazón se acerca a los demás, sobre todo a los que sufren.
Jesús se acercó a una suegra con fiebre.

Se acercó a alguien que no se sentía bien.
Se acercó a alguien que sufría.
Acercarnos a los sanos es cosa buena.
Pero acercarnos al que sufre es esencial para el cristiano.
Acercarnos al que vive encerrado en su soledad, porque no tiene a nadie.
Acercarnos al que está enfermo y hasta puede ser contagioso.
Acercarnos al que sufre porque le falta todo.
Acercarnos al que todos dejan solo porque no es importante.
No esperar a que sea él quien se acerque a nosotros, sino que seamos nosotros quienes nos acercamos a él.
No esperar a que sea él quien nos busque, sino que seamos nosotros quienes le buscamos a él.

Las manos no son para llevarlas en el bolsillo. Las manos para tenderse hacia los demás y para tomar la mano de los demás.
Cuando nos saludamos, solemos tomarnos de la mano como señal de amistad.
Tomar de la mano a alguien, ya es acortar las distancias entre los dos.
Tomar de la mano a alguien, es abrir la puerta del corazón e invitar al otro a entrar.
Tomar de la mano a alguien, es decirle tú eres mi amigo.
Tomar de la mano a alguien, es decirle tú eres importante para mí.
Nunca las manos están mejor empleadas que cuando se tienen y abren hacia el otro.
Nunca las manos son más cristianas que cuando cogen la mano del otro, sobre todo del que sufre.
Nunca las manos están tan bien empleadas como cuando cogen la mano del otro.

Otro detalle sencillo, pero importante. Tener siempre las manos libres para tomar las manos del otro y levantarlo.
Tomar de la mano al que ha caído, para que se levante.
Tomar de la mano al pecador, para que se levante de su pecado.
Tomar de la mano al débil, para que pueda ponerse en pie.
Tomar de la mano al que te ha ofendido, para que sienta tu perdón, y se levante.
Tomar de la mano al que te hirió, para expresarle que no estás enojado, y se levante.
Tomar de la mano al que te pide limosna, para que te sienta hermano, y se levante.