NO ENDUREZCAMOS NUESTROS CORAZONES
Domingo 1 de febrero
4º del tiempo ordinario
Marcos 1.21-28
Jesús habla de un Dios Padre bueno de todos, que quiere lo mejor para
nosotros sus hijos, nosotros somos hermanos, iguales ante Dios. Enseña una
manera de vivir de acuerdo con las verdades que él presenta en su vida: amor,
justicia, libertad, verdad.
Jesús no amenaza. Jesús convence, seduce por la bondad de su mensaje,
por la integridad de su persona. Su vida era manifestación de sus creencias, de
su palabra. Quienes le escucharon (y escuchan) captan de algún modo que no sólo
dice verdad, sino que Él es la Verdad. Quienes le conocieron (y conocen) captan
de algún modo que Dios se está manifestando plenamente en Él.
Es la
autoridad que tenía Jesús con su vida, con su palabra. Su autoridad es estar de
parte del que sufre, defender a los injustamente tratados, pero sobre todo
quererles. Bien entendido que las “fuerzas del mal” son toda clase de
esclavitud que impide al hombre ser él mismo. Tener autoridad en este leguaje
evangélico, es tener sensibilidad ante el dolor, tener entrañas de misericordia
y obrar conforme a ello, tratando de suprimir las fuerzas del mal del vivir humano.
Tengámoslo claro, Jesús emplea su autoridad, no contra los
hombres, sino contra las fuerzas que nos oprimen. Lo que de verdad necesita la
humanidad es ser liberada de las fuerzas que causan los sufrimientos y nos
hacen tantas veces tan desgraciados.
EL RAR ÉS EL QUE ES QUEDA EN EL SOFÀ
De qualsevol forma en qualsevol lloc tu pots donar testimoniatge del missatge de Jesús i prestar part del teu temps als altres.
CON NUESTRO EJEMPLO DAREMOS A CONOZER A JESÚS
Domingo 25 de enero
3º del tiempo ordinario
Marcos 1,14-20
ESTOY AFUERA
Durante la segunda guerra mundial un
pueblecito de Baviera fue destruido por las bombas. La iglesia también quedó
reducida a escombros. Entre las ruinas, los vecinos encontraron una imagen de
Jesús sin brazos ni piernas. Terminada la guerra reconstruyeron el pueblo y la
iglesia. Dudaban entre reconstruir la imagen o dejarla tal como la encontraron.
Optaron por dejarla como la encontraron y le pusieron esta inscripción:
"Ahora no tengo manos ni pies. A partir de hoy, ustedes serán mis brazos y
mis pies para ayudar y curar este mundo roto."
Érase una vez una mujer muy devota y llena de amor a Dios. Solía ir a la iglesia todas las mañanas, y por el camino solían acosarla los niños y los mendigos, pero ella iba tan absorta en sus devociones que ni siquiera los veía.
Un buen día, tras haber recorrido el camino acostumbrado, llegó a la iglesia en el preciso momento en que iba a empezar el culto. Empujó la puerta pero ésta no se abrió. Volvió a empujar, esta vez con más fuerza, y comprobó que la puerta estaba cerrada con llave.
Afligida por no poder haber asistido al culto por primera vez en muchos años, y no sabiendo qué hacer, miró hacia arriba... y justamente allí, frente a sus ojos, vio una nota clavada en la puerta con una chincheta.
La nota decía: "Estoy ahí afuera".
Érase una vez una mujer muy devota y llena de amor a Dios. Solía ir a la iglesia todas las mañanas, y por el camino solían acosarla los niños y los mendigos, pero ella iba tan absorta en sus devociones que ni siquiera los veía.
Un buen día, tras haber recorrido el camino acostumbrado, llegó a la iglesia en el preciso momento en que iba a empezar el culto. Empujó la puerta pero ésta no se abrió. Volvió a empujar, esta vez con más fuerza, y comprobó que la puerta estaba cerrada con llave.
Afligida por no poder haber asistido al culto por primera vez en muchos años, y no sabiendo qué hacer, miró hacia arriba... y justamente allí, frente a sus ojos, vio una nota clavada en la puerta con una chincheta.
La nota decía: "Estoy ahí afuera".
LA VIDA QUE JESÚS NOS PROPONE ES UNA HERMOSA LOCURA
Domingo 18 de enero
2º del tiempo ordianrio
Juan 41,35-4
2º del tiempo ordianrio
Juan 41,35-4
El relato
evangélico que escuchamos este domingo nos presenta el primer encuentro de Jesús con dos discípulos del Bautista, que les había dicho, que Jesús bautizaba en Espíritu. Fue un diálogo directo: “¿Qué buscáis?” “Maestro, ¿dónde vives?”. “Venid y veréis”. Fueron con Él. Vieron cómo vivía.Él dijo una vez que no tenía dónde posar la cabeza, que ya había abandonado su familia. Jesús les sedujo, la suya era una nueva manera de vivir la vida, diferente, desde la mansedumbre, desde la entrega generosa, desde el servicio, desde la comprensión.
Así era
Jesús. No todos le comprendieron, Marcos dice en su evangelio que un día al pasar por su pueblo con sus discípulos, sus amigos, los familiares de Jesús comentaron que estaba loco. Esto, todos sabemos, que no ha sido nuevo en la historia. Muchos le han seguido
y le siguen, muchos ponen su vida por Él, y muchos también piensan y dicen que la vida que Jesús propone
es una locura.
Nosotros
cristianos, que posiblemente llevamos largos años tratando de seguir, de buscar
a Jesús, alguna vez habremos escuchado que Él nos dice:
“¿tú qué buscas?”. ¿Qué le responderíamos? También a nosotros Jesús nos mira. Él nos ha tocado con su Espíritu, está
presente en lo más hondo de nuestro ser. Es posible también que hayamos tenido el gozo de su descubrimiento, de
sentir su presencia, de alguna manera la
alegría de los apóstoles cuando exclamaron: “hemos encontrado al Mesías”. Ese
clamor, ese grito en silencio ha salido del corazón de
quienes le han descubierto. Muchos lo sabréis.
Lo que
conmueve de verdad es el descubrir su actitud de servicio y de bondad, dejarnos
arrastrar por esa locura que detectaron en Jesús sus
familiares y vecinos, según Marcos. La fe en Jesús conmueve, no puede ocultarlani
negarla quien le ha sentido a fondo.
JESÚS ES UNO MÁS DE NOSOTROS
Domingo 11 de enero
Bautismo de Jesús
Marcos 1,7-11
Si Israel se metiera un poco en la piel de los palestinos y los palestinos en la piel de los israelíes, en seguida se haría la paz.
Bautismo de Jesús
Marcos 1,7-11
Si Israel se metiera un poco en la piel de los palestinos y los palestinos en la piel de los israelíes, en seguida se haría la paz.
Si las Iglesias hicieran lo mismo
entre ellas, muchas murallas se vendrían abajo, y todas ellas llegarían a ser
una gran fuente de inspiración para el mundo.
Si los empresarios se metieran en la piel de sus empleados y los empleados en la de sus patrones, habría menos huelgas y nadie lloraría.
Si el varón se acostumbrara a ponerse en el lugar de la mujer y la mujer en el del varón, la vida sería más linda en las casas, y así por todo el planeta.
Si simplemente nos habláramos intentando sinceramente ponernos en la piel del otro, nos comprenderíamos mejor y, quién sabe, tal vez acabaríamos amándonos.
Cada vez que uno espera que el otro dé el primer paso, se hace mal a sí mismo, y cada vez que uno se preocupa primero por ser comprendido antes que comprender, se equivoca.
Los psicólogos llaman al hecho de meterse en la piel del otro “tener empatía”.
Antes de decidir lo que sería bueno para los pobres, para las personas homosexuales, para aquellas que se hacen abortos o aquellos que reclaman la eutanasia, haría falta conocer al menos una de estas personas y escucharla profundamente. Al final, quizás uno se preguntaría si verdaderamente tiene derecho a decidir por ellas.
Jesús se identificó con los desauciados de la sociedad. Se puso en la cola de los pecadores para ser bautizado por Juan. A veces pasa que nosotros buscamos a Jesús en un lugar muy lejano del que Él ha elegido para estar.
Si los empresarios se metieran en la piel de sus empleados y los empleados en la de sus patrones, habría menos huelgas y nadie lloraría.
Si el varón se acostumbrara a ponerse en el lugar de la mujer y la mujer en el del varón, la vida sería más linda en las casas, y así por todo el planeta.
Si simplemente nos habláramos intentando sinceramente ponernos en la piel del otro, nos comprenderíamos mejor y, quién sabe, tal vez acabaríamos amándonos.
Cada vez que uno espera que el otro dé el primer paso, se hace mal a sí mismo, y cada vez que uno se preocupa primero por ser comprendido antes que comprender, se equivoca.
Los psicólogos llaman al hecho de meterse en la piel del otro “tener empatía”.
Antes de decidir lo que sería bueno para los pobres, para las personas homosexuales, para aquellas que se hacen abortos o aquellos que reclaman la eutanasia, haría falta conocer al menos una de estas personas y escucharla profundamente. Al final, quizás uno se preguntaría si verdaderamente tiene derecho a decidir por ellas.
Jesús se identificó con los desauciados de la sociedad. Se puso en la cola de los pecadores para ser bautizado por Juan. A veces pasa que nosotros buscamos a Jesús en un lugar muy lejano del que Él ha elegido para estar.
JESÚS NO QUIERE PUERTAS CERRADAS
Martes 6 de enero
Dia de la Epifania
Mateo 2, 1-12
Dia de la Epifania
Mateo 2, 1-12
Muchas veces
me he puesto a pensar por qué decimos “Portal de Belén”. Como si el
establo, que no era sino un cobertizo, tuviese puertas o portones. Total no
servía más que para guardar a las ovejas y protegerlas de la lluvia. Por eso
carecía de puertas. Dios nació en una casa sin puertas.
Por eso
cuando llegaron los Magos no necesitaron tocar el timbre ni el picaporte y
esperar a que alguien por la mirilla preguntase ¿quiénes son? ¿de dónde vienen?
¿qué bucan? Sencillamente llegaron y entraron porque todo estaba abierto.
“Entramos
unos minutos a la catedral y, mientras permanecíamos dentro en un silencio
respetuoso, entró una mujer con la canasta de la compra. Se arrodilló en uno de
los bancos. Permaneció en esa postura el tiempo suficiente, para rezar una
breve plegaria. Aquello era algo completamente nuevo para mí. En las sinagogas
y en las iglesias protestantes que yo había visitado se entra solo para los
actos litúrgicos de la comunidad. Pero aquí alguien puede entrar en una Iglesia
vacía, durante las horas laborables de un día cualquiera de la semana para
mantener una conversación familiar. Jamás he podido olvidar esto”.
La presencia
de los Magos en Belén fue un poco la visita de Ediht Stein a la Catedral
Francfort. Es que lo más maravilloso de Dios es que le repugnan las puertas.
Las quiere siempre abiertas para que todo el que quiera verlo y hablarle y
adorarle no necesite ni llamar, ni tocar el timbre, ni pedir visita previa con
hora fija.
JESÚS ES MÁS HUMANO QUE NOSOTROS
Domingo 4 de enero
Segundo domingo de Navidad
Juan 1, 1.18
Me
ocurrió hace ya años en el norte de Argentina, cerca de la frontera con
Paraguay.
Estaba encargado de la catequesis y nos dimos cuenta de que había un buen grupo de chicos y chicas que pasaban el día de la mañana a la noche en la estación de autobuses vendiendo comida a los viajeros que estaban de paso.
Si a la noche no llevaban a casa una cierta cantidad de dinero, la paliza que les esperaba era buena.
La mayoría no iban a la escuela y, por supuesto, mucho menos a la catequesis.
Organizamos un grupo de catequesis para ellos adaptado a su horario “laboral”. La respuesta superó con creces nuestras expectativas. Eso sí, había que parar cuando llegaba un autobús para que pudieran vender algo a los pasajeros.
Les hicimos una pequeña encuesta para saber de dónde partíamos. Una de las preguntas era: “¿Has tenido alguna vez miedo de Dios? ¿Por qué?”.
Me sorprendió la respuesta de una niña de unos 12 años: “Yo nunca le he tenido miedo a Dios, porque es más humano que nosotros”.
Estaba encargado de la catequesis y nos dimos cuenta de que había un buen grupo de chicos y chicas que pasaban el día de la mañana a la noche en la estación de autobuses vendiendo comida a los viajeros que estaban de paso.
Si a la noche no llevaban a casa una cierta cantidad de dinero, la paliza que les esperaba era buena.
La mayoría no iban a la escuela y, por supuesto, mucho menos a la catequesis.
Organizamos un grupo de catequesis para ellos adaptado a su horario “laboral”. La respuesta superó con creces nuestras expectativas. Eso sí, había que parar cuando llegaba un autobús para que pudieran vender algo a los pasajeros.
Les hicimos una pequeña encuesta para saber de dónde partíamos. Una de las preguntas era: “¿Has tenido alguna vez miedo de Dios? ¿Por qué?”.
Me sorprendió la respuesta de una niña de unos 12 años: “Yo nunca le he tenido miedo a Dios, porque es más humano que nosotros”.
Ya
quisiera yo que muchos sacerdotes y cristianos de toda la vida tuviéramos esa
misma visión de Dios.
Hemos “deshumanizado” a Dios. Y lo grave es con esa actitud hemos negado la encarnación de Dios. Hemos negado la raíz de nuestra fe.
Hemos “deshumanizado” a Dios. Y lo grave es con esa actitud hemos negado la encarnación de Dios. Hemos negado la raíz de nuestra fe.
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