JESÚS RESUCITO

RESURRECIÓN

¡JESÚS VIVE!

¡JESÚS HA RESUCITADO!

Domingo 27 de marzo
Domingo de resurrección
Juan 20,1-9

Jesús ha resucitado, es el saludo de alegría que nos trasmite hoy la liturgia con palabras del evangelio: María Magdalena tiene el valor de ser la única que está allí, donde era peligroso estar. Cuando los amigos de Jesús se han dispersado con miedo, esta mujer pasa la noche buscando a Jesús en el duelo de su muerte. María Magdalena ama, tiene esperanza.
El destino de Jesús ilumina nuestro destino. Su vida en plenitud en Dios ilumina nuestra vida, nos abre un nuevo ámbito, la vida con Dios, que significa que todos nuestros problemas, padecimientos, dolores, enfermedades, muerte, con los que nos enfrentamos no tienen la última palabra.
Nuestra fe es creer que el Dios que resucitó a Jesús, nos resucitará también a nosotros. Cada uno de nosotros podemos escuchar en la intimidad de nuestro ser las palabras luminosas que pone el Apocalipsis en boca de Jesús: “Yo he abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar”
Creer en Jesús resucitado es también creer que Jesús, lleno de fuerza y creatividad, impulsa la vida de la humanidad hacia su último destino, hacia la configuración del Reino de Dios. Es tener la experiencia personal de que hoy, aunque sigan en nuestro mundo la violencia, la crueldad, la pobreza y la injusticia, la última palabra la tiene el Resucitado, Señor de la vida y de la muerte, que vela por todos y espera que trabajemos por la justicia, la paz, la hermandad.
Llevamos dentro de nuestro corazón la alegría de la resurrección, el espíritu del resucitado, y por eso hemos de enfrentarnos a tanta insensatez que arranca a las personas la dignidad, la alegría y la vida. Hemos de sentir y compartir las desgracias y penas de los que sufren, como las compartía Jesús
Vivamos así el gozo de la Pascua, unidos conscientemente a Jesús que impulsa nuestra vida hacia su plenitud. Jesús resucitado es nuestra esperanza, la esperanza que nos abre a nuestro destino más maravilloso, Él también espera nuestro compromiso, poner nuestra persona, nuestra vida como Él puso la suya por la realización de los ideales que Él vivió. Él es el Camino que seguimos. Es nuestro hermano. Vivamos así el gozo y la esperanza de la Pascua.

QUE HAGUÉREM FET NOSALTRES SI HAGUÉREM ESTAT ALLÍ

DONDE TODO PARECE HABLAR DE MUERTE. JESÚS SE HACE SEMILLA DE VIDA

Sábado 26 de marzo
Sábado santo
Jesús enterrado en un sepulcro nuevo.

El Calvario es el huerto donde se siembran las nuevas semillas que serán las flores y los frutos nuevos de la Pascua.
– En la muerte de Jesús el hombre descubre su verdadera realidad, su verdadera estatura y trascendencia.
En la muerte de Jesús Dios va a completar la obra incompleta de la Creación.
– En el Calvario, en la muerte de Jesús, hasta el sepulcro es nuevo.
No estrenado por nadie.
Porque es a partir de su muerte que también los sepulcros serán todos nuevos.
Porque en cada uno de ellos dejará de escribir su nombre la muerte para escribir el nombre de la vida.
No sé por qué el hombre sigue escribiendo en las losas de los sepulcros las famosos letras del «aquí descansa», cuando en realidad debiera escribir «aquí resucitó… aquí no está».
– Jesús estrena un sepulcro nuevo donde la muerte no tiene nada que hacer.
Un sepulcro que no ha experimentado la muerte y que por primera vez va a experimentar la vida.
Un sepulcro que no se estrena con la muerte sino que se estrena con la vida.
En él, la vida fue más que la muerte. En él, la muerte quedó vencida por la vida.
– Por eso Jesús no tiene un sepulcro propio.
Es un sepulcro prestado. Porque desde entonces, todos los sepulcros están prestados a Jesús para que en ellos venza a la muerte y anuncie la vida.
Todos los sepulcros son suyos, porque en todos, Él se revela: como el Señor de la vida.
Allí donde termina Jesús, comienza el hombre.
Allí donde Él muere, el hombre se abre a la vida.

Allí donde todo parece hablar de muerte, Dios se hace semilla de vida.

NADIE TE AMA COMO YO



Permeteu-me que com tots els anys i en aquest mateix dia repetisca aquesta cançó, crec que és el resum del que Jesús amb el seu missatge ens demana que intentem repetir tots els dies, encara que ens coste i ho aconseguim poques vegades.
Un record a l'amic que ens va descobrir aquesta cançó i que va aconseguir que un altre amic la cante tots els anys en els actes de setmana santa de la nostra parròquia.

TAMBÉ AVUI JESÚS MOR PER ELLS, PER TOTS ELLS

GERMANA GLENDA CANTA A JESÚS

JESÚS TAMBÉ TÈNIA DUBTES PERÒ EL SEU AMOR AMB EL SEU PARE I AMB ELS ALTRES LI FA ASSUMIR EL SEU COMPROMÍS

JESÚS CRUCIFICADO: DENUNCIA SÍ, VNEGANZA NO

Viernes 25 de marzo
Viernes Santo
Juan 18,1-19,42

Aquel día –el Gran Día, la Hora de cada hombre- aparentemente los hombres juzgaron a Jesús y lo hallaron culpable. Sin embargo, y éste es uno de los sentidos del relato de Juan, por paradoja divina, el reo se constituyó en juez del mundo de la iniquidad, cuya culpabilidad fue descubierta.
            Uno a uno desfilan ante Jesús los distintos tipos de hombres que componen nuestra sociedad, y cada uno tuvo que enfrentarse con su conciencia, representada por Jesús-La-Verdad, y en ese enfrentamiento cada mostró ser quien realmente era.
            Primero Pedro y los Apóstoles, aparentemente fieles seguidores de Jesús, y que delatan su cobardía, sus dobles intenciones, su afán de poder.
            Judas, la traición al hombre.
            Anás y Caifás, los guardianes del orden religioso, que abusan de su situación de hombres sagrados para dominar a los hombres, amparados por su prestigio y por el apoyo del poder político.
            Pilato, el poder civil, el juez de los sediciosos, pusilánime, sin convicciones, especulador, asesino legal.
            Los guardias, expresión de la brutalidad humana descontrolada, al servicio de una causa que no conocen, pero a la que igualmente sirven.
            El pueblo, llevado por sus sentimientos, engañado por sus líderes, usado para fines inconfesables bajo la cortina de humo de patriotismo y la defensa de los valores religiosos.
            En fin, María, las mujeres y Juan, los que no hablan, los que sufren en silencio, los que unen sus sufrimientos al de Jesús para dar vida a los hermanos.
            Así este Viernes es el día de nuestro juicio: Cristo clavado en la cruz es una llamada para que cada uno mire el fondo de sí mismo y reconozca “su” pecado, tan hábil y sutilmente disimulado.

            Todos tenemos nuestra parte en este drama humano amasado por el egoísmo; todos somos cómplices de una sociedad utilitaria, individualista, intransigente, que recurre al insulto, a la calumnia, al chantaje, a la presión moral y psicológica, al silencio, al desprecio, al crimen…

CANVIEM AMOR PER EGOISME

ENS ESTIME TANT QUE VA DONAR LA SEUA VIDA PER NOSALTRES

JESÚS ENS ESTIMA FINS A l'EXTREM

JESÚS AMO A TODAS Y A TODOS SIN DISTINCIÓN

Jueves 24 de marzo
Día del amor fraterno
Juan 13,1-15

Es hora de entrar en la noche sin miedo,
de atravesar ciudades y pueblos,
de quemar lo viejo y comprar vino nuevo,
de quedarse en el corazón del mundo,
de creer en medio de la oscuridad y los truenos.

¡Es la hora de la vida nueva!

Es hora de levantarse del sueño,
de salir al balcón de la vida,
de mirar los rincones y el horizonte,
de asomarse al infinito aunque nos dé vértigo,
de anunciar, cantar y proclamar.

¡Es hora de la vida nueva!

Es hora de romper los esquemas de siempre,
de escuchar las palabras del silencio,
de cerrar los ojos para ver mejor,
de gustar su presencia callada,
de andar por los desiertos.

¡Es hora de la vida nueva!

Es hora de despertar al alba,
de descubrir su presencia entre nosotros,
de iniciar caminos nuevos,
de andar en confianza,
de pasar a la otra orilla.

¡Es la hora de la vida nueva!

Es la hora de confesar la vida,
de hablar poco y vivir mucho,
de arriesgarlo todo apostando por Él,
de sentarse a la mesa y calentar el corazón,
de esperar contra toda esperanza.

¡Es la hora de la vida nueva!

Es la hora del paso de Dios por nuestro mundo
lavando los pies y las heridas más íntimas,
acercándose a nuestras miserias y sembrando esperanza,
levantando la vida que se cae o es derribada
llenando de semillas nuestras alforjas vacías.

¡Es la hora de la vida nueva!

SOM NOSALTRES DONES I HOMES JUSTS

REALMENT AQUEST HOME ERA JUST

PARA VIVIR LA SAMANA SANTA HAY QUE MIRAR LA VIDA DESDE LOS QUE SUFREN

Domingo 20 de marzo
Domingo de Ramos
Lucas 23,1-49

No tenía dinero, armas ni poder. No tenía autoridad religiosa. No era sacerdote ni escriba. No era nadie. Pero llevaba en su corazón el fuego del amor a los crucificados. Sabía que para Dios eran los primeros. Esto marcó para siempre la vida de Jesús.
Se acercó a los últimos y se hizo uno de ellos. También él viviría sin familia, sin techo y sin trabajo fijo. Curó a los que encontró enfermos, abrazó a sus hijos, tocó a los que nadie tocaba, se sentó a la mesa con ellos y a todos les devolvió la dignidad. Su mensaje siempre era el mismo: “Éstos que excluís de vuestra sociedad son los predilectos de Dios”.
Según la fuente cristiana más antigua, al morir, Jesús “dio un fuerte grito”. No era sólo el grito final de un moribundo. En aquel grito estaban gritando todos los crucificados de la historia. Era un grito de indignación y de protesta. Era, al mismo tiempo, un grito de esperanza.
Nunca olvidaron los primeros cristianos ese grito final de Jesús. En el grito de ese hombre deshonrado, torturado y ejecutado, pero abierto a todos sin excluir a nadie, está la verdad última de la vida. En el amor impotente de ese crucificado está Dios mismo, identificado con todos los que sufren y gritando contra las injusticias, abusos y torturas de todos los tiempos.

Para creer en este Dios, no basta ser piadoso; es necesario, además, tener compasión. Para adorar el misterio de un Dios crucificado, no basta celebrar la semana santa; es necesario, además, mirar la vida desde los que sufren e identificarnos un poco más con ellos.

SAN JOSÉ, AL SERVICIO DE MARÍA Y JESÚS


19 de marzo fiesta de San José obrero.

Ciertamente la humanidad entera está en deuda con José. No se amilana, ni protesta, ni duda, no “arruga” diríamos hoy. Y cumple con toda eficacia. La Virgen y principalmente el Niño han salvado sus vidas. ¡Dios está en deuda contigo José!.... El hombre está mereciendo ser salvado por Dios, porque Dios se ha puesto en sus manos.
Todo está en el secreto, de modo que no sabemos cómo lo hizo, pero la huida a Egipto no parece una planificada retirada estratégica, sino que más bien es una fuga hasta el final. Viajar escondido, cruzar los desiertos, con una mujer y un niño inútiles para la ayuda y dependiendo totalmente de él.
No es además un simple escape de la ciudad. Posiblemente fueron perseguidos, porque más probablemente aún, los verdugos deben haber sospechado que no habían logrado cumplir su cometido final. 
Eso explica por qué cuando José regresa de Egipto, sabiendo que reinaba en la tierra de Israel el hijo de Herodes, teme ingresar allí y se desvía a Nazaret. El evangelista acota que se cumplirán las escrituras referidas al Mesías, que será llamado nazareno. 
Pues bien, cada vez que Jesús recuerde su vida nazarena, recordará a su padre José.


Volvamos. ¿Cómo hizo para fugarse entonces, siendo perseguido? Solo sabemos que lo hizo. Pero podemos inferir su valentía, su discreción y su sagacidad para obrar en silencio, y pasar sin ser visto.
Además, en su huida él representa anticipadamente a Jesucristo, el justo perseguido. Nótese que cuando van a matar al Niño, para poder hallarle, en realidad hay que hallar a José. La Virgen y Jesús dependen totalmente de él. Por lo tanto el perseguidor, para cumplir su macabra tarea, debe hallar al padre. Y en esto fracasa.
José un padre joven de sangre real y de profesión carpintero, es muy inteligente, y extremadamente prudente, pero además silencioso. Es como una sombra que pasa.

ELS DOLORS DE MARIA AL PEU DE LA CREU



Quan estem passant una dificultat, quan algun sofriment ens afligeix, ens sembla que no hi ha més horitzó que aqueixa realitat. Sorprèn veure a Jesús, en els últims moments de la seua vida, enmig de grans dolors físics, pensant en aquells a els qui que estimava, preocupant-se per ells. L'amor ens trau de nosaltres mateixos, ens allibera de les nostres xicotetes (i fins a grans) preocupacions… converteix els nostres espills en finestres.

MASSA VEGADES ENS CREIEM AMB EL DRET A TIRAR PEDRES

ASÍ PERDONA JESÚS A TODAS/OS SUS HERMANAS/OS


Domingo 13 de marzo
5ª de Cuaresma
Juan 8,1-11

Dos señoras fueron a un sabio con fama de santo, para pedirle algún consejo sobre su vida espiritual.
Una decía que era una gran pecadora.
En sus primeros años de matrimonio había traicionado la confianza de su marido. No lograba olvidar aquella culpa, aun cuando después siempre se había portado de modo irreprensible; pero le seguía torturando aquel remordimiento.
En cambio, la segunda siempre había cumplido todas las leyes, y se sentía inocente y en paz consigo misma.
El sabio pidió que le contaran sus vidas.
La primera confesó con lágrimas en los ojos su culpa. Decía, gimiendo, que para ella no podía haber perdón, porque su pecado era demasiado grande.
La segunda dijo que no tenía nada especial de que arrepentirse.
El santo varón se dirigió a la primera: «Hija, ve a buscar una piedra, la más pesada y grande que puedas levantar, y tráemela».
Después, habló a la segunda: «y tú, tráeme tantas piedras como quepan en tu delantal, pero que sean pequeñas».
Las dos mujeres se dieron prisa a cumplir la orden del sabio. La primera volvió con una piedra grande, la segunda con una bolsa de guijarros. El sabio miró las piedras y dijo: “Ahora debéis hacer otra cosa: llevadlas a donde las habéis encontrado, pero poned mucho cuidado en dejarlas en su sitio. Después, volved aquí”.
Obedientes, las dos mujeres fueron a cumplir la orden del sabio. La primera encontró fácilmente el sitio de donde había arrancado la gran piedra y la puso en su lugar. La segunda, en cambio, daba vueltas inútilmente tratando de recordar de dónde había recogido cada guijarro. Era una tarea imposible, y volvió mortificada al sabio con todas sus piedras.
El santo varón sonrió y dijo: «lo mismo sucede con los pecados. Tú», dijo a la primera mujer, «has devuelto fácilmente a su sitio la piedra porque sabías exactamente dónde estaba: has reconocido tu pecado, has escuchado con humildad los reproches de la gente y de tu conciencia y has reparado con el arrepentimiento. Tú, en cambio», dijo a la segunda, «no sabes de dónde has recogido todas esas piedras. Igual que no has sabido reconocer tus pequeños pecados. Quizás has condenado las grandes culpas del prójimo y has permanecido apegada a las tuyas, porque no has sabido verlas».
¡Qué buenos abogados defensores para nosotros mismos y qué buenos fiscales para los demás!
Me admira la increíble capacidad de autoengaño que tenemos para encubrir nuestros pecados, y la agudeza que tenemos para agravar a las acciones de los demás...

PARÀBOLA DEL FILL PRODIGUE

TAMBÉ HUI JESÚS DEIXA LA PORTA OBERTA

JESÚS SIEMPRE DEJA UNA PUERTA ABIERTA

Domingo 6 de marzo
4º de cuaresma
Lucas 15,1-3,11-32

En los alrededores de la estación central de una gran ciudad, se daba cita, día y noche, una muchedumbre de desechos humanos: barbudos, ladronzuelos, drogadictos… De todos tipos y colores. Se veía muy bien que era gente infeliz y desesperada: barbas sin afeitar, ojos con legañas, manos temblorosas, harapos, suciedad… Más que dinero, aquella gente necesitaba consuelo y aliento para vivir; pero esas cosas hoy no las da ya casi nadie.
Entre todos, llamaba la atención un joven, sucio, de pelo largo mal cuidado, que daba vueltas entre los pobres náufragos de la ciudad como si él tuviera una balsa personal de salvación.
Cuando le parecía que las cosas iban verdaderamente mal, en los momentos de soledad y de la angustia más negra, el joven sacaba del bolsillo un papel grasiento y consumido, y lo leía. Después lo doblaba con mimo y lo metía de nuevo en su bolsillo. .Alguna vez lo besaba, lo estrechaba contra su corazón o se lo llevaba a la frente. La lectura de aquella pobre hoja de papel surtía un efecto inmediato. El joven parecía reconfortado, enderezaba los hombros y recobraba aliento.
¿Qué decía aquella misteriosa hoja de papel? Únicamente seis breves palabras: «La puerta pequeña está siempre abierta».
Era todo.
Era una nota que le había mandado su padre. Significaba que había sido perdonado y que podía volver a casa cuando quisiera.
Y una noche lo hizo. Encontró abierta la pequeña puerta del jardín, subió la escalera silenciosamente y se metió en la cama.
Cuando, a la mañana siguiente, se despertó, junto a su lecho le miraba complacido su padre. En silencio, se abrazaron.
Tomás de Aquino decía que “a Dios no podemos ofenderlo a menos que actuemos contra nuestro bien”. Es una frase poco citada y que, sin embargo, constituye una estupenda formulación de lo que es esa palabra “pecado”.
Dios no es alguien que se enoja por nuestros pecados porque son una desobediencia a sus leyes y normas o porque violan su santa voluntad… Dios es Padre y nos quiere y se llena de alegría cuando actuamos en nuestro bien y, porque nos quiere, se entristece cuando nos hacemos mal…