PARA ENTRAR EN LA FIESTA NECESITAMOS UN TRAJE ELEGANTE. NUESTRA MARCA EL AMOR


Domingo 15 de octubre
28 del tiempo ordinario
Mateo 22,1-14

Los cristianos no hemos de distinguirnos por nuestra seriedad, nuestra tristeza, nuestros sacrificios; sino por nuestra felicidad al saber que Dios nos ama por encima de todas nuestras miserias.
Lo primero que nos dice el Evangelio, no es que tenemos que ser buenos; sino que Dios es bueno para todos nosotros y que desborda amor por los cuatro costados. Esto es la Buena Noticia del Evangelio y por eso es Buena Noticia el Evangelio.
Él no pide nada a cambio de su amor. Dios no exige nada por su amor. Le basta con que seamos agradecidos y sepamos disfrutar de su amor y comunicarlo a los demás con el testimonio de nuestras vidas.
La parábola de hoy se sitúa en la línea profética tal como expresa la primera lectura de hoy: el banquete de Dios es organizado para todos los pueblos como el signo de una salvación que alcanza la totalidad de la vida humana.
Es esta universalidad la característica que más oposición causó en los judíos nacionalistas, e incluso en los primeros cristianos que no consentían en ceder sus derechos de primogenitura colocándose en pie de igualdad con los incircuncisos.
La Iglesia cristiana nació con esta conciencia, al principio larvada y después plenamente luminosa: es la fe en Jesucristo lo que nos salva a todos por igual.
El amor de Dios, como todo amor verdadero, no pide nada a cambio. En realidad se nos invita a una fiesta con Dios, una comunión con El, a convivir con El. Somos invitados por amistad a vivir una amistad.
La última parte de la parábola nos habla del vestido de boda. Esto es lo que ha llevado a una falsa interpretación de toda ella. Se nos habla del vestido que es preciso llevar. Ese vestido nos lo proporciona el mismo Dios: es la nueva vida a la que estamos invitados.
Se trata simplemente de actuar como Dios actúa. A los cristianos se nos tiene que distinguir por nuestro comportamiento externo, ese es el único vestido que se nos pide, ese comportamiento será la señal de identidad para los demás que nos vean.