Domingo 2 de diciembre
1º de Adviento
Lucas 21,25-28.34-36
No
hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El «último día» lo
forzamos nosotros cada vez que nos convertimos en grandes egoísta y solo
pensamos en nosotros sin pensar que no estamos solos y que a nuestro alrededor hay
mucha gente que sufre por ese egoísmo, por el contrario cuando creamos amor a nuestro alrededor nos
liberamos a un mundo mejor y encontramos a Jesús en nuestro camino.
Lucas
resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: «Levantaos, alzad
la cabeza: se acerca vuestra liberación». Solo entonces conoceremos de verdad cómo
ama Jesús al mundo.
Hemos
de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un
día los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se
acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la
vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.
¿Cómo
estamos viviendo estos tiempos comportándonos con los más necesitados de
comprensión, pobreza, amistad…? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde
las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y
solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos
en la desesperanza, la rabia y la humillación.