JESÚS NACIÓ EN FAMILIA
Domingo 30 de diciembre
Celebración de la Sagrada Familia.
Lucas 2,41-52
Por
Navidad, Señor, por Navidad
quisiste aparecer en el seno de un hogar.
Como distintivo, no la cantidad, sino la unión
Como riqueza, no el dinero, y sí el ejemplo de
José y de María
Tu felicidad, Señor, no vino reflejada por la
apariencia,
el
oro, las perlas o la plata: fue el amor
de tu familia nazarena.
En
ella, en fracaso aparente y desprovisto
de todo,
apareciste ante la gran indiferencia del pueblo
En
ella, en las horas de fracaso y soledad
encontraste el amor sin tregua ni farsa.
En
ella, en tus triunfos mesiánicos,
supiste
ser ovacionado desde el silencio y la
sencillez.
¡LO
HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR!
¿De
dónde aprendiste el nombre de “Abba”
“Padre”?
¿Quién
te enseñó a distinguir entre el bien y
el mal?
¿En
quienes descubriste el don de la fe y el
valor de la entrega?
¡En
la familia, Señor!
¿No aprendiste todo ello en tu familia nazarena?
Hoy,
en el colmado corazón de la Navidad,
nuestros ojos contemplan, el “tres en uno”,
Sí,
Señor, tres personas unidas por un mismo
amor
Tres personas teñidas con el color de la pobreza
Tres personas agasajadas por los que no tienen
riqueza alguna
Tres
personas que, bajo el umbral del portal,
siguen siendo referencia y ejemplo de santidad y de
fe.
Naciste, Señor, y lo hiciste en una familia;
pobre,
pero amorosa y rendida a tu causa
Sencilla, pero repleta de lo más importante: DIOS
Asustada, pero valiente en sus decisiones y riesgos
Indiferente para muchos, pero única ante los ojos del
Señor
¡EN
FAMILIA, SEÑOR! ¡QUISISTE NACER EN UNA FAMILIA!
MARÍA NOS ENSEÑA A SEGUIR A JESÚS CON PASIÓN Y FIDELIDAD
Domingo 23 de diciembre
4º de Adviento
Lucas 1,39-45
Isabel
no puede contener su sorpresa y su alegría. En cuanto oye el saludo de María,
siente los movimientos de la criatura que lleva en su seno y los interpreta
maternalmente como «saltos de alegría». Enseguida bendice a María «a voz en
grito» diciendo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre».
En
ningún momento llama a María por su nombre. La contempla totalmente
identificada con su misión: es la madre de su Señor. La ve como una mujer
creyente en la que se irán cumpliendo los designios de Dios: «Dichosa porque
has creído».
Lo
que más le sorprende es la actuación de María. No ha venido a mostrar su
dignidad de madre del Mesías. No está allí para ser servida sino para servir.
Isabel no sale de su asombro. «Quién soy yo para que me visite la madre de mi
Señor?».
Son
bastantes las mujeres que no viven con paz en el interior de la Iglesia. En
algunas crece el desafecto y el malestar. Sufren al ver que, a pesar de ser las
primeras colaboradoras en muchos campos, apenas se cuenta con ellas para
pensar, decidir e impulsar la marcha de la Iglesia. Esta situación nos está
haciendo daño a todos.
El
peso de una historia multisecular, controlada y dominada por los varones, nos
impide tomar conciencia del empobrecimiento que significa para la Iglesia
prescindir de una presencia más eficaz de la mujer. Nosotros no las escuchamos,
pero Dios puede suscitar mujeres creyentes, llenas de espíritu profético, que
nos contagien alegría y den a la Iglesia un rostro más humano. Serán una
bendición. Nos enseñarán a seguir a Jesús con más pasión y fidelidad.
¿ESTAS DISPUEST@ A REPARTIR CON L@S MÁS NECESITAD@S?
Domingo 16 de diciembre
3º de adviento
Lucas (3,10-18):
«El
que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga
comida que haga lo mismo». Y nosotros, ¿qué podemos hacer para acoger a Jesús?
Antes
que nada, esforzarnos mucho más en conocer las necesidades de la gente que
tenemos a nuestro alrededor.
Podemos
dar pasos hacia una vida más sobria. Atrevernos a compartir con los más
necesitados tantas cosas que tenemos y no necesitamos para vivir.
Podemos
estar especialmente atentos a quienes han caído en situaciones graves de
exclusión social: desahuciados, privados de la debida atención sanitaria, sin
ingresos ni recurso social alguno… Hemos de salir instintivamente en defensa de
los que se están hundiendo en la impotencia y la falta de motivación para
enfrentarse a su futuro.
Para
muchos son tiempos difíciles. A todos se nos va a ofrecer la oportunidad de
humanizar nuestro consumismo alocado, hacernos más sensibles al sufrimiento de
las víctimas, crecer en solidaridad práctica. Será nuestra manera de acoger con
más verdad a Jesús en nuestras vidas.
CONECTEMOS DIRECTAMENTE CON JESÚS
Domingo 9 de diciembre
2º de Adviento.
Lucas 3,1-6
Lo
primero es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con
su persona. No es posible alimentarnos solo de doctrina religiosa. No es
posible seguir a Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos
sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos
de su pasión por Dios y por el ser humano.
No
lo hemos de olvidar. En los evangelios no aprendemos doctrina académica sobre
Jesús, destinada inevitablemente a envejecer a lo largo de los siglos.
Aprendemos un estilo de vivir realizable en todos los tiempos y en todas las
culturas: el estilo de vivir de Jesús. La doctrina no toca el corazón, no convierte
ni enamora. Jesús sí.
La
experiencia directa e inmediata con el relato evangélico nos hace nacer a una
nueva fe, no por vía de «adoctrinamiento» o de «aprendizaje teórico», sino por
el contacto vital con Jesús. Él nos enseña a vivir la fe, no por obligación
sino por atracción. Nos hace vivir la vida cristiana, no como deber sino como
contagio. En contacto con el evangelio recuperamos nuestra verdadera identidad
de seguidores de Jesús.
Recorriendo
los evangelios experimentamos que la presencia invisible y silenciosa del
Resucitado adquiere rasgos humanos y recobra voz concreta. De pronto todo
cambia: podemos vivir acompañados por Alguien que pone sentido, verdad y
esperanza en nuestra existencia. El secreto de toda evangelización consiste en
ponernos en contacto directo e inmediato con Jesús.
CAMPAÑA DEL POT 2018
Com tots els anys Caritas interparroquial ens ha mobilitzat perquè donem una mica de nosaltres pels altres.

Júniors, Confirmació, voluntàries i voluntaris de les dues parròquies hem eixit al carrer a treballar pels més necessitats.


JESÚS NOS INVITA A RESTAURARNOS Y NACER A UNA NUEVA VIDA
Domingo 2 de diciembre
1º de Adviento
Lucas 21,25-28.34-36
No
hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El «último día» lo
forzamos nosotros cada vez que nos convertimos en grandes egoísta y solo
pensamos en nosotros sin pensar que no estamos solos y que a nuestro alrededor hay
mucha gente que sufre por ese egoísmo, por el contrario cuando creamos amor a nuestro alrededor nos
liberamos a un mundo mejor y encontramos a Jesús en nuestro camino.
Lucas
resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: «Levantaos, alzad
la cabeza: se acerca vuestra liberación». Solo entonces conoceremos de verdad cómo
ama Jesús al mundo.
Hemos
de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un
día los poderes financieros se hundirán. La insensatez de los poderosos se
acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la
vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.
¿Cómo
estamos viviendo estos tiempos comportándonos con los más necesitados de
comprensión, pobreza, amistad…? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde
las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y
solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos
en la desesperanza, la rabia y la humillación.
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