ÉL ES EL BUEN PASTOR

Domingo 26 de abril
4º domingo de pascua
Juan 10,11-18
«Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Maestro”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar “Jefes”, porque uno solo es vuestro Jefe: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor”. (Mt. 23 1-11).
Cada uno de nosotros somos responsables de ser buenos pastores. No para que sean, piensen y actúen como nosotros. Tampoco para que recorran nuestros mismos caminos. Los caminos hacia Dios pueden ser muy distintos.
Jesús, el Pastor, da la vida por las ovejas. Somos pastores de los demás en la medida en que ponemos nuestra vida, nuestra existencia al servicio de los demás.
Estamos llamados a ser “pastores” mediante la entrega de nuestra vida cada día, en las pequeñas cosas, porque no pensamos en nosotros mismos sino que somos capaces de darla en las cosas sencillas, aquellas que suelen pasar desapercibidas… porque “el que pierde su vida la gana”.
Y un día, cuando nos presentemos ante el Padre de todos nos preguntará: “¿qué hiciste de tu hermano?”.

La gran diferencia está entre pretender ser dueños y jueces de los demás, o buscar ser servidores capaces de perder la vida por los demás.