Domingo 19 de abril
2º domingo de pascua
Juan 20,19-31
A
partir de la experiencia de los apóstoles deberíamos preguntarnos si nuestra fe
como personas y como comunidad eclesial se basa en la experiencia de la
resurrección de Jesús.
¿Miramos
hacia el pasado o hacia el futuro con la confianza puesta en un Dios que no
falla? ¿Procuramos “conservar” lo que creemos tener o caminamos con la
esperanza de quien cree que hasta la muerte ha sido vencida?
No
podremos tocar las llagas de Jesús.
Pero
en nuestro mundo sigue habiendo muchos crucificados por el hambre, la
injusticia, la guerra, la pobreza, la marginación, la emigración… y con
demasiada frecuencia evitamos tocar sus llagas.
Solo
quien mete sus dedos en las llagas de los crucificados de hoy podrá ver al
Resucitado. Lo mismo que pasó hace dos mil años. Jesús no va a aparecer
caminando por nuestras calles. Verlo y creer en Él supone tomarse en serio lo
que dijo un día: “Quien quiera ser mi discípulo, que cargue con su cruz y me
siga”.