Domingo 12 de abril
Domingo de Resurrección
Preguntó
el imaginero, tenemos santos de pino, hay imágenes de yeso, mire este Cristo
yacente, madera de puro cedro, depende
de quien la encarga, una familia o un templo, o si el único objetivo es ponerla
en un museo.
Déjeme
pues que le explique, lo que de verdad deseo.
Yo
necesito una imagen de Jesús El Galileo, que refleje su fracaso intentando un
mundo nuevo, que conmueva las conciencias y cambie los pensamientos, yo no la
quiero encerrada en iglesias y conventos.
Ni
en casa de una familia para presidir sus rezos, no es para llevarla en andas
cargada por costaleros, yo quiero una imagen viva de un Jesús Hombre sufriendo,
que ilumine a quien la mire el corazón y el cerebro.
Que
den ganas de bajarlo de su cruz y del tormento, y quien contemple esa imagen no
quede mirando un muerto, ni que con ojos de artista sólo contemple un objeto,
ante el que exclame admirado ¡que torturado más bello!.
Perdóneme
si le digo, responde el imaginero que aquí no hallara seguro la imagen del
Nazareno.
Vaya
a buscarla en las calles entre las gentes sin techo en hospicios y hospitales
donde haya gente muriendo en los centros de acogida en que abandonan a viejos,
en el pueblo marginado entre los niños hambrientos, en mujeres maltratadas en
personas sin empleo.
Pero
la imagen de Cristo no la busque en los museos, no la busque en las estatuas, en
los altares y templos.
Ni
siga en las procesiones los pasos del Nazareno, no la busque de madera, de
bronce de piedra o yeso, ¡mejor busque entre los pobres!
su imagen de carne y hueso!
(
el original es de Gabriela Mistral)