ORAR ES OBRAR EN CONSECUENCIA


Domingo 27 de octubre
30 del tiempo ordinario
Lucas 18,9-14

¿A cuál de los personajes de la lectura nos parecemos más?
Y aquí está la enseñanza que Jesús nos da en esta parábola: nuestra oración, nuestra relación con Dios, no debe ser la de una gente que vive satisfecha de lo que es y de lo que hace; y que se presenta delante de Dios para que mire sus libros de cuentas y se los apruebe, sino que debe ser la de una gente que sabe que le queda todavía mucho que andar, que le faltan muchas cosas, que no puede sentirse tranquila con su vida, que siempre debe esperar más.
Nuestra relación con Jesús por medio de la oración no tiene que ser en actitud de pedir ni rogar, sino dejar que nuestro ser, hecho de tierra humilde y de espíritu creador, se abra y se exprese desde lo más profundo. Orar es realizar posibilidades latentes en nosotros, pues el barro o la materia que somos es matriz inagotable, capaz de desear, ser y hacer más. Orar es obrar. Orar es abrirse al fondo de sí y del otro, al Fondo de todo, a Dios."