ÉL ES EL CAMINO Y A TODOS ACOGE POR IGUAL

“Yo soy el camino” nos dice hoy Jesús. “Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar” canta el poeta. ¿Quién tiene razón? Pienso que los dos. Jesús: su vida y su mensaje es camino, pero, después, cada uno de nosotros y de acuerdo a nuestras circunstancias, le tenemos que ir traduciendo.
Resulta que un grupo, los judíos de lengua griega, se quejaba porque atendían mejor a las viudas del grupo de lengua hebrea. Como si aquí, entre nosotros, los que hablan castellano manifestaran su malestar porque Cáritas atiende mejor a los vasco-parlantes. O al revés. De hecho, hay quienes critican porque, según ellos, Cáritas se ocupa más de los de fuera que de los “de casa”.
Aunque la situación de bastantes personas y familias es dolorosa, merece la pena acoger la invitación de Jesús: ”No perdáis la calma, creed en Dios y creed en mí”. Lo necesitamos para enfrentarnos al posible malestar. Quizá Jesús nos dirija a nosotros la misma queja que al apóstol Felipe: “Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?”. De manera similar nos puede decir a nosotros: “Cristianos de toda la vida, tanto tiempo participando en actos religiosos y no me conocéis? Que el Señor se nos dé a conocer y que en nosotros haya un deseo sincero de conocerle.