JESÚS VIENE A PLANTAR LA SEMILLA DEL AMOR EN EL CORAZÓN

Domingo 13 de julio, 15º del tiempo ordinario. Evangelio según Mateo 13,1-23 
En este mundo lleno de palabras y anuncios comerciales, todos quieren vendernos algo.
Tenemos que alegrarnos porque Jesús, el sembrador, no viene a vendernos nada, no viene a hacer anuncios de coches o a ofrecernos unas fantásticas vacaciones. Viene a plantar la semilla del amor en el corazón. Y nos alegramos porque esta semilla ha dado y sigue dando frutos de salvación.
Jesús nos dice que él nunca se cansó de sembrarlo todo. Sembró en el camino, en las zarzas, en las rocas y en la tierra. Sólo la tierra buena produjo frutos. Y no toda la tierra produjo lo mismo.
El misterio de la respuesta a Dios.
El misterio de la libertad humana.
Hoy, todos sembrados. No todos produciremos los mismos frutos. No todos somos tierra buena.
En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, el cual ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.
¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año? preguntó el reportero.
"Verá usted, dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrado a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga".
¡Feliz Domingo!