DEMANAR ÉS FÀCIL DONAR ÉS UNA ALTRA COSA

JESÚS ES AMOR, I AIXO ENS CONVIDA, A ESTIMAR

JESÚS NOS INVITA A AMAR A FONDO PERDIDO


Domingo 23 de febrero
7º del tiempo ordinario
Mateo 5,38-48

Jesús nos llama a «hacer violencia a la violencia». El verdadero enemigo del hombre hacia el que tenemos que dirigir nuestra agresividad no es el otro, sino nuestro propio «yo» egoísta, capaz de destruir a quien se nos oponga.
Me imagino que más que odios dramáticos, lo que puede darse con más facilidad en nuestra vida es una agresividad inconsciente hacia personas con las que no congeniamos o de las que creemos que son injustas, interesadas y egoístas con nosotros, y a las que no terminamos de acoger y con las que no vivimos íntimamente reconciliados a pesar de nuestrasrelaciones más o menos corteses.
Es imprescindible amar, acoger y ayudar a los enemigos repulsivos porque es consigna de Jesús, porque hay que irradiar el amor de Dios a todos los hombres, porque Jesús amó y perdonó a todos, y ahora también nos perdona y ayuda a todos incondicionalmente.
Pero Jesús no lo hizo porque sí, sino por una razón profunda: El amor a los que parecería que presentan todas las razones para ser odiados es el amor más puro, el test de autenticidad de todo “otro” amor. Yo me siento profundamente amado por el amigo que es capaz de amar a sus enemigos, a los seres más degradados.
El amor es esencialmente gratuito, y el amor a los enemigos repelentes está ungido con una total y absoluta gratuidad. En este caso, se ama no a aquél al que debes algo, sino solo y exclusivamente porque sí, por la sencilla razón de que es una persona, un hijo de Dios. Se ama a fondo perdido, como ama Jesús. Se ama “divinamente”.

RENUNCIEM A TOTA FORMA D'EGOISME

VIVIR LA VIDA TIENE SU PRECIO


Domingo 16 de febrero
6º del tiempo ordinario
Mateo 5,17-37

Jesús nos señala la necesidad de cumplir todo el espíritu del quinto mandamiento que implica un amor total al hombre y a la mujer, sea hermano, hermana o extraño, amigo, amiga o adversario. Tan cierto es que si la oración comunitaria o la eucaristía constituyen un elemento fundamental de nuestra vida de fe, mucho más importante es saber reconciliarse con aquel hermano, hermana que está en litigio con nosotros. Podemos vivir sin matar a un prójimo, o sea quitarle materialmente la vida… pero no olvidemos que existen otras formas de matar al prójimo: mata la diferencia, matan las habladurías y calumnias, mata la mentira, matan las envidias, matan las disputas interminables; en fin quien mata verdaderamente y totalmente al hombre y a la mujer es el egoísmo
Una vez más y antes de perder la perspectiva del texto evangélico de hoy, recojamos su mensaje esencial: Si viviéramos la ley de Dios en su letra y en su espíritu sin regateos ni cercenamientos, el camino hacia la felicidad estaría totalmente despejado. Pero esto supone la renuncia a todas las formas de egoísmo y eso hace que tal camino -como lo recordó Jesús en otra oportunidad- sea duro y estrecho… duro y estrecho como el camino que nos conduce a la vida desde el seno materno; porque la vida tiene su precio. El evangelio de este domingo defiende ese alto precio contra toda tendencia inflacionista.

HI HA MOLTA LLUM DE JESÚS PER EL MUNDO

HEM DE SER LLUM I SAL, NO HI HA EXCUSES

TAN SENCILLO Y TAN DIFIÍCIL COMO SER SAL Y LUZ


Domingo 9 de febrero
5º del tiempo ordinario
Mateo 5,13-16

Después de proclamar las bienaventuranzas, Jesús les dice a sus seguidores que deben ser “sal y luz”…
Basta poca sal para que la comida tenga sabor; el exceso de sal es perjudicial, lo importante no es comer sal, sino comida con sabor… ¿Qué nos dice esto? Pues que no nos abarrotemos de religión (en el sentido común de la palabra) sino de vida impregnada de sabor evangélico.
Y la sal se diluye humildemente en el alimento. No busquemos nuestro éxito ni el triunfo de la Iglesia. Busquemos el crecimiento de la persona y de la sociedad.
Hacemos muchas teorías de cuál es la luz de Jesús y cunado la veremos y la respuesta que Él nos da es la misma que le da al profeta: Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia; cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente; cuando hospedes al pobre sin techo y vistas al que ves desnudo…
A esto se refiere Jesús cuando concluye: “Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.
La liberación es el signo de la presencia de Dios que reina entre los hombres; es manifestación de que su Reino no solo está cerca, sino que está “dentro de vosotros”.
“Vosotros sois la luz del mundo…” Vosotros sois el signo de que Dios se ha comprometido con la historia de los hombres. Vosotros sois el germen de una sociedad sin fronteras.
¡Quizás no sea tan complicado vivir las bienaventuranzas!