LA FAMILIA DE JESÚS TIENE QUE INMIGRAR DE LOS TIRANOS...


Domingo 29 de diciembre
Día de la Sagrada Familia
Mateo 2,13-15,19-23

El niño nació en un tiempo donde no se respetaban los derechos humanos, y aún menos los de los niños. La violencia era el ambiente social más común. El poder político de la época gustaba de masacres, torturas y exterminios.
El niño sabía que otros niños habían sido asesinados en su pueblo. Él escapó milagrosamente. El Tirano así lo dispuso porque se sentía amenazado en su propia paranoia. Era fácil atacar a simples aldeanos, campesinos, que solo trataban de vivir dignamente.
El niño, portador de esperanza, tuvo que huir de esa violencia, de ese horror. Y tuvo que vivir en un país extranjero, refugiarse, y esperar que la locura del poder pasase… quizás muriese el déspota. ¿Volverían a su pueblo? ¿o emigrarían a otro?
El nombre del niño es: Ibrahim.
Es uno de los que han tenido que huir con su familia del horror de la guerra civil de Siria.
Quizás se pregunte el lector. ¿Pero no decías que era una historia sobre la Sagrada Familia?
Efectivamente, lo es. Toda familia es sagrada. Todo niño es portador de esperanza. Hoy también como antaño en la aldea de Belén, los que se creen dueños de los demás matan niños, mujeres y hombres inocentes. También tienen que huir y refugiarse en la soledad, el miedo y en la desesperanza. Pero a éstos no le visitan Magos de ninguna parte. No hay oro ni incienso ni mirra. Lo que tienen es miseria, y los únicos magos son esos padres que hacen lo imposible para que sus hijos sobrevivan.
No podemos olvidar a esos niños-esperanza sin futuro, también son nuestros niños. Ni esos padres, esos inocentes abocados a la nada por el deseo de los poderosos, son nuestros hermanos.
El relato del evangelio dice: “De Egipto llamé a mi Hijo”. Una palabra que nos habla de “volver”. En el caso de Ibrahim, es un volver a ser tratado con respeto, volver a la dignidad, volver a la ilusión, al derecho de crecer y de soñar…
El Evangelio se niega a dar la razón y la última palabra a los Herodes de turno. Es un grito que todos deberíamos entonar. Y convertirnos en esos ángeles que rescatan, o en esos magos que ofrecen.
Es la historia de la familia, de las familias sagradas que les niegan el derecho a serlo.
¿Conoces la historia?

REGALA SOLIDARITAT

L'AMOR DE JESÚS SEMPRE TRIOMFA

CEER EN LA PALABRA DE JESÚS ES CEER EN LA PALABRA DE LOS DEMAS


Domingo 22 de diciembre
4º de Adviento
Mateo 1,18-24

Ser cristiano no es creer que Dios existe. No es imaginar “Algo” que desde la lejanía misteriosa da origen y sostiene la creación entera. Ser cristiano es descubrir con alegría que en Jesús Dios está con nosotros. Se ha hecho Enmanuel, Dios con nosotros. Ser cristiano es intuir, desde la fe, que Dios está en el corazón de nuestra existencia y en el fondo de nuestra historia humana, compartiendo nuestros problemas y aspiraciones, conviviendo la vida de cada persona con sus gozos y fatigas como amigo, insisto, que solo quiere y busca el bien del hombre, su gozo, su felicidad.
Este gesto de Dios en Jesús, que se solidariza con los hombres y comparte nuestra historia, es lo que sostiene, en definitiva nuestra esperanza cristiana, que es el sentido de un futuro feliz alcanzado ya que damos a toda nuestra vida desde el nacimiento hasta después de la muerte…
Y es que nosotros, apoyados en Dios con nosotros, en Jesús, nuestros esfuerzos y nuestras luchas no pueden terminar en fracaso definitivo. Porque Dios ha querido ser uno de los nuestros y ya no puede dejar de preocuparse por esta historia nuestra en la que se ha encarnado y a la que él mismo pertenece.
No podemos vivir, ni humana ni cristianamente, una vida digna dudando de todo y de todos. Se nos ha dado la palabra para comunicarnos, para decirnos los unos a los otros, para compartir nuestra verdad, nuestros sentimientos. Y no creer en la palabra del otro, es no tener fe en el otro.
La vida de la pareja es palabra. Palabra dicha y palabra creída.
La vida de padres e hijos es palabra. Palabra dicha y creída. La vida comunitaria debe estar basada en la Palabra dicha y creída
Creer en la palabra de los demás es creer en su dignidad, en su sinceridad y honestidad.
No creer en la palabra de los demás es negar su dignidad, su sinceridad y su honestidad.
No creer en la palabra hace imposible el amor y la comunión y comunidad. Vamos a celebrar la Navidad de la Palabra. Y la celebraremos creyendo de verdad en esa Palabra de Dios encarnada y creyendo en las palabras de los demás.

VIGILIA NADAL 2019


Divendres passat vam celebrar la vigília per a la preparar-nos a rebre el naixement de Jesús.

Lectura de la paraula, carta de Jesús, dinàmiques, vàries van ser les activitats que xiques i xics van desenvolupar per a prendre consciència del Nadal.



VEIEM A JESÚS EN LA NOSTRA VIDA DIÀRIA?

RECONOCEMOS LA PRESENCIA DE JESÚS O LO DEJAMOS PARA LOS DEMAS


Domingo 15 de diciembre
3º de Adviento
Mateo 11,2-11

En una estación de metro un hombre tocaba su violín. Todos tenían mucha prisa y no se detenían a escuchar sus piezas de música clásica. Unos pocos hicieron una breve pausa y echaron unos céntimos en la caja del violín. Aparentemente se trataba de un día más y de un músico más. Pero no era un músico más. El violinista, Joshua Bell, es uno de los mejores violinistas del mundo y además tocaba su millonario Stradivarius.
Tres días antes había llenado el Symphony Hall de Boston y los asistentes a su concierto habían pagado más de cien dólares por su butaca y habían escuchado las mismas obras que tocaba en una estación de metro. Solo una persona reconoció al virtuoso violinista. Esta se colocó a unos metros del maestro mientras se preguntaba: ¿cómo puede ser que la gente no se pare a escuchar al maestro y sea más generosa con sus propinas?
La pregunta del periódico era muy sencilla: ¿acaso no hemos sido educados para reconocer la belleza fuera de los contextos dónde suponemos que se puede encontrar?
¿Hemos sido preparados nosotros para reconocer la presencia de Jesús en los acontecimientos de la vida y en las acciones de tantos hombres buenos, creyentes o no, que reflejan la chispa de amor que ha puesto en nuestros corazones?
¿Eres tú el que tenía que venir o tenemos que esperar a otro? Es la pregunta del Bautista a Jesús. Si la respuesta solo la podemos escuchar en la Iglesia y en los sermones de los curas todos hemos fracasado estrepitosamente.
Adviento, por más veces que pronunciemos esta palabra en la iglesia, no es ni será un tiempo popular. Los hombres de nuestro tiempo esperan poco o nada de la Iglesia. Esperar es lo más aburrido del mundo. La espera agota la paciencia, implica soledad y los hombres lo quieren todo y ya. Lo importante no es esperar, es celebrar, celebrar lo grandioso y lo banal con los que nos rodean, aquí y ahora.
¿Fue Juan, el hombre más grande nacido de mujer, el único que reconoció a Jesús como el mejor violinista del mundo, el lleno del Espíritu, el que vino a traer otro fuego, el único que vino a señalarlo a las gentes despistadas y a los profesionales de la religión?

MARÍA INMACULADA AM ELS ALTRES

ADVENT ÉS TEMPS DE PARAR-SE I VEURE EL NOSTRE DESERT INTERIOR



Un profesor de universidad fue a visitar a un gurú, un maestro de sabiduría oriental y le dijo: “Maestro, enséñame lo que tengo que saber para ser feliz. He estudiado las Escrituras, he escuchado a los grandes maestros, pero aún no he encontrado la respuesta”.
El Maestro le invitó a té, llenó la taza y siguió echando té que se iba derramando por la mesa y el suelo.
El profesor sorprendido le dijo: “La taza está llena. Pare. Ya no cabe más”.
El Maestro le explicó: “Tú, como esta taza estás lleno de tus opiniones y de tus especulaciones. ¿Cómo puedo enseñarte el camino si antes no vacías tu taza?
¿Podemos vaciarnos de nuestros prejuicios, de nuestras ideas fijas, de nuestros hábitos, de nuestra educación de nuestro orgullo, del siempre se hizo así, de la contaminación mediática ambiental, de ese bagaje acumulado a lo largo de los años?
El desierto es el lugar donde entro en relación con Dios, el guía del camino. Cada uno de nosotros tenemos que descubrir nuestro desierto donde Dios sale a nuestro encuentro y nos habla al corazón, nos consuela y nos trae del exilio a la tierra prometida, a su reino.

MARÍA ERA FELIZ PORQUE HACIA FELIZES A LOS DEMAS


Domingo 8 de diciembre
Día de la Inmaculada y segundo de adviento.
Lucas 1,26-38

La alegría de María es el gozo de una mujer creyente que trasmite alegría porque confía y vive según le dicta su Fe en Dios, el que levanta a los humillados y dispersa a los soberbios, el que colma de bienes a los hambrientos y despide a los ricos vacíos.
La alegría verdadera solo es posible en el corazón del hombre que anhela y busca justicia; libertad y fraternidad entre los hombres.
El evangelio nos enseña que la madre de Jesús fue una mujer sencilla, de un pueblo pobre y perdido. La idea que María tenía de sí misma es que era una mujer sin complejos para creer en Dios y esa creencia le hacía vivir para y por los demás.
Esto es más importante que la “pureza sin mancha”, por muy importante que eso sea. La devoción a María nos tiene que llevar a ser tener una conducta humilde y sin pretensiones de ser los selectos o los mejores.
María se alegra en Dios, porque viene a consumar la esperanza de los abandonados.
Solo se puede ser alegre en comunión con los que sufren y en solidaridad con los que lloran.
Solo tiene derecho a la alegría quien lucha por hacerla posible entre los humillados.
Solo puede ser feliz quien se esfuerza por hacer felices a otros.
Solo puede celebrar la Navidad quien busca sinceramente el nacimiento de un hombre nuevo entre nosotros.