¿SERÁ PRECISO SER UN HÉROE O UN SANTO PARA SER SEGUIDOR DE JESÚS?
Domingo 26 de junio
13 del tiempo ordinario
Lucas 9,51-62
Las
exigencias de Jesucristo son radicales. Pero también nos dice el evangelio que
quienes de hecho le seguían (los apóstoles, las mujeres que iban con él, los
otros discípulos…) no eran héroes ni ejemplos de perfección.
Jesucristo no exige que Pedro o Juan o
Santiago o cualquiera de quienes le siguen se transformen en un momento en
héroes o en seres perfectos. Pero lo que sí exige es que no pongan condiciones
para seguirle, que no se reserven nada. Es decir que confíen ilimitadamente en
él, que estén dispuestos a dejarse transformar por él…
Éste es seguramente nuestro problema: que hay
zonas en nuestra vida que queremos reservarnos para nosotros, que aceptamos a
Jesús juntamente con otro montón de cosas, y muchas veces al mismo nivel o,
incluso aceptamos a Jesús por debajo de otros valores. Y le ponemos condiciones:
En
esto o en aquello, que ni Jesús, ni la religión, ni la fe se metan…
Y así
nos encontramos con muchos creyentes que han compaginado su vida cristiana, con
una vida consumista y despilfarradora en la que únicamente buscan el disfrute
personal, olvidando la exigencia radical de la generosidad y del compartir. Nos
encontramos con cristianos que compaginan su vida cristiana con una vida en la
que se busca el placer, y en la que se utiliza a los demás como objetos que nos
producen ese placer…Nos encontramos con cristianos que dirigen los pueblos que
compaginan su fe, con las bofetadas más descaradas a los más elementales
derechos humanos… Nos encontramos con países cristianos…que compaginan su fe
con una vida cada vez con más necesidades creadas por nuestro mundo
consumista…y que olvida que hay otro montón de gentes que no tienen lo más
elemental.
Que nos dejemos transformar por él en esas
zonas que aún tenemos reservadas y por las que no termina de circular su savia…
Y TÚ ¿QUIEN DICES QUE ES JESÚS?
Domingo 19 de junio
12º del tiempo ordinario
Lucas 9,18-24
Hace dos mil años un hombre formuló esta
pregunta a un grupo de amigos. Y la historia aún no ha terminado de
responderla. El que hacía esta pregunta era simplemente un aldeano que hablaba
a un grupo de pescadores. Nada hacía sospechar que se tratara de alguien
importante. Vestía pobremente y los que le rodeaban eran gentes sin cultura. No
poseían títulos ni apoyos. No tenían dinero ni posibilidades de adquirirlo. No
contaban con armas ni con poder alguno. Eran jóvenes e inexpertos. Dos de ellos
morirían antes de dos años con la más violenta de las muertes.
Eran, ya
desde el principio y lo serían siempre, odiados por los poderosos. Pero tampoco
los pobres acababan de entender lo que aquel hombre y sus amigos predicaban.
Era, efectivamente, un incomprendido. Los violentos le encontraban débil y
manso. Los custodios del orden, por el contrario le juzgaban revolucionario y
peligroso. Los cultos lo despreciaban y a la vez lo temían. Los poderosos se
reían de su locura. Los ministros oficiales de la religión lo veían como un
blasfemo y enemigo del cielo. Y es cierto que muchos lo seguían cuando
predicaba por los caminos, pero a la hora de la verdad todos, salvo tres o
cuatro amigos, le abandonarían.
Creer en Jesús no es una curiosidad más. Es
algo que condiciona la vida, que supone vivir de una manera u otra.
EL AMOR DE DIOS BORRA LA MULTITUD DE LOS PECADOS
Domingo 12 de junio
11 del tiempo ordinario
Lucas 7,36-50
HOY
MI MEJOR AMIGO ME HA DADO UNA BOFETADA.
Continuaron
caminando y llegaron a un oasis, y decidieron bañarse. El que había sido
abofeteado estuvo a punto de ahogarse y su amigo lo salvó. Cuando se repuso
escribió sobre una piedra:
HOY
MI MEJOR AMIGO ME HA SALVADO LA VIDA.
El
que había sido abofeteado y el que había sido salvado le preguntó a su amigo:
¿Por qué escribiste en la arena y ahora en la piedra?
El
amigo le respondió: cuando alguien nos hiere, hay que escribir en la arena para
que los vientos del perdón lo puedan borrar. Pero cuando alguien nos hace el
bien debemos grabarlo en piedra, para que ningún viento lo pueda borrar y nos
lo haga olvidar.
¿Quién
es éste, que hasta perdona los pecados?
Todos,
de mil maneras y de mil personas, somos deudores.
Estamos
en deuda con quienes a lo largo de la vida tanto se sacrifican por nosotros, en
deuda con la sociedad que nos protege, en deuda con nuestros maestros que nos
inspiran, en deuda con la iglesia que nos reconcilia y alimenta, en deuda
grande e impagable con Dios.
Pocas
veces caemos en la cuenta y seguimos viviendo como si fuéramos autónomos, como
si no necesitáramos de nadie.
Jesús
siente compasión, que no lástima, sino cercanía, comprensión. Y cumple la
misión para la que ha sido enviado por el Padre, perdonar, pagar su deuda.
Solo
puede perdonar el que olvidándose de su perfección se pone en lugar del otro,
se mete en sus zapatos y se identifica con él.
CONFIRMACIÓ 2016
Ahir 21 xiques i xics més una persona adulta van ser confirmats en la nostra parròquia.
En l'eucaristia de les 20:00 hores se celebra el sagrament de la confirmació que va estar oficiada pel nostre vicari episcopal l'amic Camilo.
Després de dos anys de preparació en les reunions setmanals i altres actes preparats perquè ahir foren conscients dels quals estaven fent que no és una altra cosa que dir Sí a Jesús.
Felicitats a tots les xiques i xics que es van confirmar.
JESÚS AL SERVICIO DEL PUEBLO MAS NECESITADO Y POBRE
SÁBADO DE CONFIRMACIÓN EN NUESTRA PARROQUIA
Domingo 5 de junio
10º del tiempo ordinario
LUCAS 7,11-17
Si
aquella mujer de Naín era triplemente abandonada y socialmente marginada, no
nos será difícil, mirando a nuestro alrededor, preguntarnos por los que se
encuentran hoy más abandonados y marginados. Que la acción de la Iglesia debe
ser la defensa y promoción de estas clases sociales es la más clara conclusión
de este evangelio, y solamente así «la palabra del Señor es verdad en su boca»,
porque solamente así ella testifica en favor de un Dios que está visitando a
«su pueblo», y este «pueblo» no es otro que el pueblo más pobre, desamparado y
oprimido.
Es
dando la vida a los más necesitados, a los más débiles, a los más pobres y a
los más marginados como testificamos en favor de nuestro Dios. Éste es el signo
profético de la Iglesia de la misma forma que fue el signo profético de Jesús.
Cristo
detuvo el cortejo de la muerte… como si dijésemos: detuvo el paso de una
humanidad que lloraba sobre los despojos de la muerte de la persona, la muerte
de los derechos humanos, la muerte de las libertades cívicas, la muerte de la
cultura, la muerte de la fe esperanzadora; obligó, como subraya Lucas, a que
los que llevaban el ataúd se detuvieran, y dijo una sola palabra: «Levántate.»
Si
esta palabra -levántate-, palabra de Dios, retornara hoy a nuestros labios,
podríamos no solo resucitar la fe y la esperanza de los millones de
desconsolados del mundo, sino, y en primer lugar, resucitar nuestra fe en
Jesucristo y nuestra fe y sentido en la vida.
TOT PREPARAT PER AL GRAN DIA
S'han confessat juntament amb les seues mares i pares, han assajat perquè tot isca be i ara els espera el nostre germà JESÚS.
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