RECONOCEMOS LA PRESENCIA DE JESÚS O LO DEJAMOS PARA LOS DEMAS


Domingo 15 de diciembre
3º de Adviento
Mateo 11,2-11

En una estación de metro un hombre tocaba su violín. Todos tenían mucha prisa y no se detenían a escuchar sus piezas de música clásica. Unos pocos hicieron una breve pausa y echaron unos céntimos en la caja del violín. Aparentemente se trataba de un día más y de un músico más. Pero no era un músico más. El violinista, Joshua Bell, es uno de los mejores violinistas del mundo y además tocaba su millonario Stradivarius.
Tres días antes había llenado el Symphony Hall de Boston y los asistentes a su concierto habían pagado más de cien dólares por su butaca y habían escuchado las mismas obras que tocaba en una estación de metro. Solo una persona reconoció al virtuoso violinista. Esta se colocó a unos metros del maestro mientras se preguntaba: ¿cómo puede ser que la gente no se pare a escuchar al maestro y sea más generosa con sus propinas?
La pregunta del periódico era muy sencilla: ¿acaso no hemos sido educados para reconocer la belleza fuera de los contextos dónde suponemos que se puede encontrar?
¿Hemos sido preparados nosotros para reconocer la presencia de Jesús en los acontecimientos de la vida y en las acciones de tantos hombres buenos, creyentes o no, que reflejan la chispa de amor que ha puesto en nuestros corazones?
¿Eres tú el que tenía que venir o tenemos que esperar a otro? Es la pregunta del Bautista a Jesús. Si la respuesta solo la podemos escuchar en la Iglesia y en los sermones de los curas todos hemos fracasado estrepitosamente.
Adviento, por más veces que pronunciemos esta palabra en la iglesia, no es ni será un tiempo popular. Los hombres de nuestro tiempo esperan poco o nada de la Iglesia. Esperar es lo más aburrido del mundo. La espera agota la paciencia, implica soledad y los hombres lo quieren todo y ya. Lo importante no es esperar, es celebrar, celebrar lo grandioso y lo banal con los que nos rodean, aquí y ahora.
¿Fue Juan, el hombre más grande nacido de mujer, el único que reconoció a Jesús como el mejor violinista del mundo, el lleno del Espíritu, el que vino a traer otro fuego, el único que vino a señalarlo a las gentes despistadas y a los profesionales de la religión?