TENEMOS QUE SER PESCADORES DE PERSONAS

DE FUEGOS Y BRASAS Un párroco se enteró un día de que uno de sus feligreses había decidido no asistir más a la iglesia. La razón de este rebelde era que podía comunicarse con Dios en la naturaleza como si estuviera en la iglesia. Una noche el párroco decidió hacerle una visita. Sentados junto al fuego, los dos hombres hablaron de mil asuntos pero no hablaron de la asistencia a misa. Al cabo de un rato el párroco cogió las tenazas y sacó una sola brasa del fuego. Y colocó la brillante brasa sobre el suelo. Los dos veían la brasa apagarse poco a poco y convertirse en cenizas, mientras las otras ardían y brillaban y sus llamas bailaban alegres. El párroco permanecía en silencio. Al cabo de un rato, el feligrés dijo: el próximo domingo estaré en la iglesia. Jesús, después de su bautismo comienza su ministerio. Se retiró a Galilea, el país de los paganos, de los no creyentes, de la oscuridad. Y allí comenzó a predicar. Un sermón muy corto. Todos conocemos la música y la letra. "Cambien sus vidas. El Reino de Dios está muy cerca". En la radio de Jesús el tema más repetido es la conversión. Conversión no es sólo cambiar de costumbres. Conversión es encontrar el motor del cambio. No somos cristianos para salvarnos sino para transformar el mundo en el reino de Dios. Nuestra misión es ser pescadores en el mar de la vida. Lo cual no significa captar adeptos para nada… Significa ayudar a las personas a encontrar sentido a su vida y dar un sentido nuevo, más humano a nuestra historia como humanidad. Somos “brasas”… pero aislados duraremos poco… ¡Feliz Domingo!