EL FUTURO ESTA EN NUESTRAS MANOS A TRAVÉS DE JESÚS

Domingo 5 de abril
Domingo de resurrección
Juan 20,1-9

Creer en el Resucitado es resistirnos a aceptar que nuestra vida es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos.
Creer en el Resucitado es rebelarnos con todas nuestras fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida miseria, humillación y sufrimientos, queden olvidados para siempre.
Creer en el Resucitado es confiar en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podremos ver a los que vienen en pateras llegar a su verdadera patria.
Creer en el Resucitado es acercarnos con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, discapacitados físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión, cansadas de vivir y de luchar.
Creer en el Resucitado es confiar en que nuestros esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no se perderán en el vacío.
Creer en el Resucitado es saber que nada se perderá de lo que hemos vivido con amor o a lo que hemos renunciado por amor.
Creer en el Resucitado es esperar que las horas alegres y las experiencias amargas, las "huellas" que hemos dejado en las personas y en las cosas, lo que hemos construido o hemos disfrutado generosamente, quedará transfigurado.
Creer en el Resucitado es creer que un día escucharemos estas increíbles palabras: ya no habrá muerte ni habrá llanto, no habrá gritos ni fatigas porque todo eso habrá pasado.
¡Feliz Domingo de Pascua!