Domingo 10-6-18
10 del tiempo ordinario
Marcos 3,20-35
Las
personas somos muy complicadas, y somos capaces de entenderlo todo al revés y
llegar a convencernos de que lo blanco es negro. Si nos conviene para nuestros
intereses y nuestra tranquilidad personal, podemos llegar a convencernos a
nosotros mismos, y a creérnoslo realmente, que lo bueno es lo que nos resulta
fácil y lo malo lo que nos cuesta: llegamos a decir que son cosas del diablo
algunas cosas que en realidad son del Evangelio, y viceversa.
Nosotros,
si no estamos atentos, podemos hacer como hacían con Jesús la gente de su
tiempo, según hemos escuchado en el evangelio. El viene a liberar del mal, él
viene a abrir caminos de vida nueva. Pero la gente de su misma familia decía
que no estaba en sus cabales. Y los letrados decían que estaba poseído por el
demonio.
Ante
esas acusaciones, la respuesta de Jesús es muy dura, y es también una
advertencia para nosotros: podemos ser débiles, podemos ser pecadores, podemos
ser egoístas, y Dios nos lo perdonará. Pero lo que no podemos hacer es insultar
al Espíritu Santo. No podemos decir que es obra del diablo lo que es obra de
Dios. Y no podemos atribuir a Dios, al Espíritu de Dios, lo que es obra del mal
y del egoísmo humano. Tenemos que andar muy atentos, muy despiertos, muy
dispuestos a convertirnos siempre. Jesús lo espera de nosotros.