JESÚS NOS INVITA A SER VALIENTES


Domingo 25 de junio
12 del tiempo ordinario
Mateo,10,26-33

Por tres veces invita Jesús a los suyos a no tener miedo. Esas palabras suyas, esa insistencia en que perdamos el miedo, no han perdido, en absoluto, vigencia; antes al contrario, son muchos los que, hoy día, viven sumidos en el miedo o, en el mejor de los casos, lo camuflan de mil formas para no hacer frente a esa realidad que, a pesar de todo, sigue estando ahí, minando nuestras alegrías, nuestras seguridades, nuestras confianzas.
Miedo al paro, a la guerra, al desastre nuclear, a perder votos, a no conseguir el poder, a no conservar la categoría social, a no "triunfar" en la vida, a la oposición, al terrorismo, a la inflación, a la sequía, al hambre, a la soledad, al dolor, a la enfermedad y, sobre todo, miedo a la muerte, como síntesis total de todos los posibles fracasos que en la vida se pueden dar.
Hay, ciertamente, muchas más formas y situaciones de temor, de miedo, de pánico. No se trata de hacer una lista completa. Cada uno conoce sus miedos personales y ésos son los que de verdad cuentan.
Nuestro mundo tiene muchos problemas; el mucho miedo que ha acumulado no es el menor de ellos. Es cierto que hay muchos motivos para tener miedo; pero no es menos cierto, ni menos real, el aprender a confiar; es, justamente, lo que nos propone Jesús: ser realistas, conocer la verdad de nuestra situación; y la verdad de nuestra situación no se queda en los problemas y dificultades; nuestra verdad va mucho más allá; la verdad de nuestra situación es que somos hijos de Dios. Y esa verdad nos debe llevar a confiar.
Ahora solo falta una cosa: que seamos capaces de creernos, de verdad, lo que Jesús nos dice. Y la paz, esa paz que él se empeña en ofrecernos, nacerá y crecerá en nuestro corazón. Incluso aunque sean muchos y muy serios los motivos que pudiéramos tener para sentir temor. Siempre será