Me he tomado la libertad de transcribir parte de la entrevista al misionero Alejandro que está viviendo la realidad de la guerra en Siria.
Por Jesús Bastante
Dolor -muchísimo dolor- pero también bendiciones e incluso
milagros. Alejandro, un misionero salesiano venezolano, hace este
balance paradójico del tiempo que lleva en Siria, en el ojo del huracán de la
guerra.
Los salesianos siempre se han dedicado a la educación, afirmó a
RD, pero en tan cruel y tan triste situación como la de Siria su misión
adquiere una importancia especial: la de ayudar a los jóvenes a
descubrir qué significa apoyarse en el Evangelio de él que nos
aconsejó que volviéramos la otra mejilla.
Hoy estamos con Alejandro, misionero salesiano venezolano, pero
que trabaja en la otra parte del mundo.
Sí, en Siria.
Un pueblo que lleva demasiado tiempo sufriendo.
Cinco años y medio. Un poco más.
¿Cuál es la situación actual en Siria?
Para decirlo de forma resumida, desde el inicio hasta mayo del
2016, era una guerra muy cruel y muy difícil, con muchos aspectos que hacían
pesar el día a día. Las tragedias de las muertes y los heridos. Pero desde mayo
de 2016 se ha encrudecido, llegando a unos niveles de falta de humanidad muy
elevados.
¿Por qué sucede esto a
partir de mayo?
No sabría decirlo. Me imagino que desde el noviembre del año
pasado, cuando Rusia decide entrar con un poco más de fuerza en el conflicto,
se hace evidente algo que ya estaba antes: que en verdad no es una guerra
civil, como se ha bautizado, porque desde el inicio había un ejército compuesto
de sirios, y otro ejército compuesto por ochenta nacionalidades, donde también
había muchísimos sirios.
Pero era claro que muchas fuerzas e intereses externos estaban
jugando en su propio favor. Y cuando entra Rusia y decide atacar con un poco
más de fuerza, las otras partes ayudan a sus protegidos con más fuerza,
también. Y creo que eso es lo que ha provocado que haya empeorado la situación.
¿No resulta más complicado para los cristianos? En una situación como en la que
se encuentra Siria, que no solo es una guerra entre dos bandos, sino que uno de
estos bandos además tiene una cruzada contra los cristianos. ¿Ese trabajo, no
se puede ver más complicado, más amenazado?
Sí. La amenaza se encuentra en el hecho de que si ese bando
llega a tener el poder, va a ser muy difícil para todos. Por ahora, la gran
dificultad es que los cristianos estamos en medio de una guerra que en verdad
no es nuestra. Y estamos llevando golpes de todas las partes. Y con el gran
miedo (estoy hablando de la población) de que llegue el día en que el bando más
radical del Islam pueda ganar, porque será difícil. De hecho, lo es ya desde el
inicio.
A veces, aquí en Europa se ha presentado el conflicto como si
todo el mundo estuviera contra el presidente. Y no es claramente así. Eso es
muy discutible. Me atrevo a decir, que una buena parte, sobre todo los
cristianos, está a favor del presidente. Algunos estarán convencidos. Otros…
Verán la amenaza del Daesh. Pensarán: “Virgencita que me quede como estoy”.
Exactamente. Desde el inicio, el programa de gobierno que ha
presentado la oposición era decir: que los alauitas (que son la tribu que está
ahora en el poder), a la tumba. Y los cristianos, que se vayan al Líbano o que
se se vayan con los alauitas, es decir, a la tumba. Ante ese programa de
gobierno, el otro puede ser que me guste. O que no me guste, pero siempre será
un mal menor.
Vitalmente es comprensible.
¿Cuándo tienes pensado regresar?
Mañana.
¿Y qué esperas encontrarte?
A mis muchachos. A los jóvenes. De hecho, estuve hablando ayer
con algunos de ellos y el sentimiento de extrañarlos es mutuo.
Sí, lo son. Absolutamente.
Hay muchas cosas por hacer. Pero no son solo las actividades, es
el hecho de tener experiencias vivas de fe y de esperanza. De razón de vivir.
Porque hay mucha hambre de pan pero en una guerra como esta, realmente
necesitamos llenarnos de cuál es el sentido de la vida.
Además de parar la muerte, que probablemente no esté en vuestras manos, sí que
hay que generar opciones de vida, y eso es lo que lleváis haciendo desde hace
mucho tiempo.
Muchas gracias, en nuestro nombre, a tu persona y a los
misioneros que estáis trabajando allí, por la labor que hacéis y por la vida
que dais. Y por venir aquí a contarlo. En muchas ocasiones parece que no nos
competen las cosas, porque, o no nos lo cuentan, o nos lo cuentan mal. Buena
suerte en tu viaje.