JESÚS, FUENTE DE VIDA

Domingo 16 de agosto
20 del tiempo ordinario
Juan 6,51-58

Jesús es «fuente de vida» para todo el que se alimenta de él. En Jesús no vamos a encontrar ante todo una doctrina o una filosofía; no vamos a encontrarnos con una teología de escribas o una religión fundamentada en la ley. Vamos a encontrarnos con alguien, lleno de Dios, capaz de alimentar nuestro anhelo de vida y vida eterna.
En las sociedades modernas se habla mucho de «calidad de vida».
Desgraciadamente, solo se trata de la calidad de algunos productos. Se diría que la vida mejora cuando mejora el modelo de nuestro coche, la capacidad de nuestro ordenador o la casa donde vivimos. Sin embargo, se puede tener toda la «calidad de vida» que ofrece la sociedad moderna y no saber vivir.
No es extraño ver a personas cuyo único objetivo es llenar el vacío de sus vidas llenándolo de placer, excitación, dinero, ambición y poder. No pocos se dedican a llenar su vida de cosas, pero las cosas siempre son algo muerto, no pueden alimentar nuestro deseo de vivir. No es casual que siga creciendo el número de personas que no conocen la alegría de vivir.
La experiencia cristiana consiste fundamentalmente en alimentar nuestra vida en Jesús, descubriendo la fuerza que encierra para transformarnos poco a poco a lo largo de los días. Jesús infunde siempre un deseo inmenso de vivir y hacer vivir. Un deseo de vivir con más verdad y más amor.

Hay una «calidad de vida» que muchos desconocen y que sólo la disfrutan quienes saben vivir con la sencillez y sobriedad de Jesús, con su mirada atenta al sufrimiento humano, con su deseo de vida digna para todos, con su confianza grande en Dios.