Domingo 17 de febrero
6º del tiempo ordinario.
Lucas 6,16.20-26
En
sus bienaventuranzas, Jesús advierte que un día se invertirá la suerte de los
ricos y de los pobres. Es fácil que también hoy sean bastantes los que,
siguiendo a Nietzsche, piensen que esta actitud de Jesús es fruto del
resentimiento y la impotencia de quien, no pudiendo lograr más justicia, pide
la venganza de Dios.
Sin
embargo, el mensaje de Jesús no nace de la impotencia de un hombre derrotado y
resentido, sino de su visión intensa de la justicia de Dios que no puede
permitir el triunfo final de la injusticia.
Han
pasado veinte siglos, pero la palabra de Jesús sigue siendo decisiva para los
ricos y para los pobres. Palabra de denuncia para unos y de promesa para otros,
sigue viva y nos interpela a todos.