Domingo 21 de octubre
29º del tiempo ordinario
Marcos 10,35-45
Seáis
estudiantes o estéis ya trabajando, seguramente os invitaran a enrolaros en la
dinámica de nuestro mundo actual, quienes dirigen y quienes mandan, quienes
pretenden, o así lo dicen, mejorar y mejoraros, os invitan a ser emprendedores.
Es una de las consignas del hoy nuestro, capitalista y egoísta. Os empujan y
calculáis posibilidades y riesgos para vuestro futuro. Empezáis, o continuáis
compitiendo, puesta la vista en superar a los demás. A triunfar, a que sea
reconocido vuestro valer, que pensáis es superior al de los demás. No es
actitud nueva. Los dos apóstoles predilectos, discutían, ambicionaban, querían
ser los más entre los demás.
Pueden
ser egoístas pero al menos son sinceros. Y con sinceridad Él les advierte y les
da una enseñanza que está totalmente actual y podríamos adaptarla con las siguientes
palabras: El poder y el mando inclinan a la corrupción, todo el mundo lo sabe y
hasta llega a aceptarlo. En todos los sitios pasa igual. En todos los sitios
cuecen habas, dice el proverbio. Pues no, no debe ser así, pese a que no se estile
otra cosa. En el mundo que nos enseña Jesús como ejemplo de amor por los demás,
debe imperar el servicio y la humildad.
Se
pone Él como ejemplo. Lo debemos contemplarlo nosotros como testimonio a seguir.