JESÚS NOS INVITA A QUE NUNCA NOS APROVECHEMOS DE SU FIGURA EN BENEFICIO PROPIO

Domingo 22 de octubre
29 del tiempo ordinario
Mateo 22,15-21

Pon el dinero en las manos del César, y al hombre en las manos de Dios.
Lo que da verdadero valor al dinero, llámese monedas o billetes, es la imagen que lleva impresa y las firmas que avalan su autenticidad. Como la moneda lleva la imagen del César le pertenece. “Dad al César lo que es del César”.
Pero hay otra moneda circulante por la vida más importante que el denario del César. Es la moneda llamada hombre. Y el hombre lleva también impresa una imagen que es la que le da el verdadero valor. Y lleva una firma que le autentica como válido y auténtico. El hombre lleva la imagen de Dios. “Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra”.
El circulante monetario tiene su respaldo en un Banco Central. El hombre tiene su respaldo nada menos que en el amor y la gratuidad de Dios.    Dinero y hombre son realidades distintas. El dinero se ha creado para el servicio del hombre. Pero el hombre no ha sido creado para servir al dinero.
El denario no tiene conciencia de su propio valor. Vale lo que los hombres queremos que valga. Unas veces lo revaluamos y otras lo devaluamos. Está a merced de la Bolsa de Valores y de la economía del país.
Por el contrario, el hombre está llamado a tomar conciencia de su propia valía. El hombre está llamado a tomar conciencia de no ser cualquier cosa, sabiendo que él lleva impresa en su propio ser nada menos que la imagen de Dios que es la que le da su verdadero valor. El valor del hombre no depende de los vaivenes de la Bolsa, ni del Ministerio de Economía. El hombre tiene siempre el mismo valor. Es la moneda más segura
Y sin embargo hay hombres que aún no han descubierto su verdadero valor, su verdadera dignidad. Hombres que se creen menos que el dinero. O que prefieren el dinero a su dignidad. Prefieren llevar la imagen del César que la imagen de Dios.
Hay algunas preguntas que deberíamos hacernos:
¿Cómo me valoro a mi mismo?
¿Cómo valoro a los demás?
¿Cómo me siento valorado por los otros?

¿Alguna vez me siento billete o moneda falsificada?